Dos anécdotas del rey de los deportes
Haré un relato breve de dos hechos curiosos y poco conocidos que les sucedieron a un par de jugadores de las Grandes Ligas.
El primero, Phil Rizzuto, un extraordinario parador corto de ascendencia italiana que militó toda su carrera con los Yanquis. Un jugador de cuadro de pies ligeros y manos rápidas, un verdadero fenómeno en su posición. En una ocasión recibió una carta anónima donde lo amenazaban con dispararle si se presentaba a jugar ante los Medias Rojas.
Entre asombro y miedo le enseñó en el vestidor la misiva al manejador del club Casey Stengel, y pidió dar aviso al FBI para su investigación. Casey leyó detenidamente la carta, lo miró atentamente y después de unos momentos de reflexión, se paró, fue a un casillero y regresó con el uniforme de Billy Martin, y con voz tranquila le comentó:
“Ponte la camiseta de Billy y él se pondrá la tuya”. Rizzuto no daba crédito a las palabras de su mánager, y se quedó mirándolo, tal vez pensando que a Stengel no le importaba la vida de su compañero, y Casey acotó:
“Si alguien te quiere disparar no te avisa”. No sucedió nada. Stengel, antes de dirigir a los Bombarderos del Bronx, había sido mánager de los Dodgers de Brooklyn y Phil fue a probar suerte en busca de una oportunidad. Después de la prueba, el mandamás lo despidió con estas palabras: “Muchacho, mejor busca una caja de limpiabotas”. Tiempo después Casey lo dirigió durante cinco años como jugador de los Yanquis y al final sentenció: “Es el mejor parador corto que he visto en mi carrera y conste que he visto a muchos”. Cosas del destino.
Phil Rizzuto después de su retiro fue durante cuarenta años la voz de los Yanquis en las trasmisiones.
La segunda anécdota tiene a Johnny Blanchard como protagonista. Durante su carrera de diez años jugó con los Yanquis, los Atléticos, en ese tiempo domiciliados en Kansas City y con los Cerveceros de Milwaukee.
Johnny, que había defendido los jardines y la receptoría con los Mulos de Manhattan, se encontraba en el ocaso de su carrera, así que los jerarcas del equipo decidieron cederlo a Kansas, noticia de la cual se enteró estando en la caseta, poco ante de dar inicio un partido. Ante esa triste e inesperada noticia, Blanchard se sentó y comenzó a llorar.
El histórico Mickey Mantle, su compañero, ante ese acontecimiento y ver lo afligido que estaba su coequipero, se acomoda junto a él para tratar de consolarlo y paternalmente le dijo: “Johnny, no lo tomes a mal, así es el béisbol, piensa que en Kansas vas a tener la oportunidad de jugar”. Blanchard se volteó, se enjuagó las lágrimas que tenía en el rostro y mirando fíjamente a Mantle le contestó: “Oye, Micky, los Atléticos son un gran equipo y allá no voy a poder jugar, por eso estoy llorando”.— Mérida, Yucatán, octubre de 2022.