Julio César Chávez: la leyenda, no solo en el ring
Definitivamente, Julio César Chávez es todo un personaje, tanto dentro como fuera del ring. Durante su carrera no sólo acumuló muchas victorias sino que es actor de infinidad de anécdotas. Les comento algunas…
Su visita al Papa: En una ocasión peregrinó a Roma y una de las visitas obligadas es acudir al Vaticano, a lo cual nuestro personaje obtuvo una audiencia con Su Santidad. Enterado de quién era el visitante, el Santo Padre, al tenerlo enfrente se desarrolla el siguiente diálogo: “Bienvenido Julio”. El sonorense responde: “¿Cómo lo puedo llamar?” Y le contestan: “Juan Pablo. Me encantan tus peleas”.
Durante la charla Julio le solicita al Santo Padre visitar sus habitaciones, a lo que el Vicario acepta y pasan al interior de los aposentos. Julio le pide permiso para usar su baño y le señalan el sitio. Chávez saca de un bolsillo de su pantalón un sobre que contenía cocaína, entra al baño y la inhala, sale, regresa con su anfitrión como si nada hubiera sucedido. Pasaron a otra estancia, donde el Sucesor de Pedro se despide de él y le da la bendición. Julio César dice entre dientes cuando recibía la bendición: “Perdóname Diosito”.
Vencedor de taxistas: En febrero de 1993, al enfrentarse a Greg Haugen, un boxeador norteamericano que tenía en sus alforjas un récord excelente, en la rueda de prensa previa a la pelea, Greg menospreció el récord del mexicano que en aquellos tiempos tenía la aureola de invicto con números de 85 victorias. Haugen comentó a los periodistas: “Seguramente Chávez se ha enfrentado a 85 taxistas de Tijuana, que hasta mi madre los hubiera derrotado con solo usar su mano izquierda”. Durante el encuentro, celebrado en el Estadio Azteca, en una fragorosa batalla, Julio César lo noquea en el quinto asalto, y al acercarse a su esquina después del combate, el sonorense le dijo: “Ahora ya sabrás que no peleo con taxistas”. A lo que el Greg, ensangrentado todavía, le contestó en un acto de deportivismo: “De todas formas debieron haber sido taxistas muy rudos”.
Fiesta y un Rolls Royce: Otra, Héctor Suárez, uno de los mejores actores mexicanos, gran aficionado al boxeo y amigo de Chávez, en cierta ocasión fue invitado por el púgil a una fiesta privada, en donde las bebidas espirituosas corrieron sin límite. En un momento dado Héctor alaba el carro propiedad del peleador, a lo que Julio César, saca de su bolsillo las llaves de su majestuoso Rolls Royce y le dice a Suárez: “Es tuyo, te lo regalo”. Al concluir la fiesta el actor salió manejando el carísimo vehículo. Días después se lo regresó al púgil. Julio César Chávez, aparte de ser el zar del boxeo, era un personaje único. Mérida, noviembre de 2022