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El juego más largo de la historia, en Wimbledon

La tierra batida de Roland Garros tenía en sus alforjas ese récord. Lo habían impuesto Fabrice Santoro y Arnaud Clement en el año 2004. El evento había durado más de seis horas y media para determinar al ganador. Parecía una marca difícil de superar, pero la diosa Fortuna tenía otros planes.

La escenografía sería esta vez y quizás para siempre, la hierba aceitunada de Wimbledon, la catedral aristocrática del tenis. Corría el año 2010, el All England Lawn Tennis and Croquet Club, vestía sus mejores galas por ser escenario del torneo de Grand Slam que reúne a la crema y nata de la raqueta mundial.

Entre la pléyade de 128 jugadores que conformaban el cuadro principal del torneo masculino individual estaba un francés, Nicolás Mahut, quien entró por calificar en la fase previa, y un norteamericano, John Isner, colocado como cabeza de serie, en el escalafón 23. Ninguno de los dos se imaginaba que serían autores de una gesta tenística y que sus nombres quedarían grabados para siempre en los libros de ese deporte. El hecho: jugar el partido más prolongado de toda la historia.

Como estaba programado ese día, 22 de junio, en la cancha número 18 se realizaría el duelo entre el nacido en Francia y el norteamericano. Por tratarse de uno de los torneos considerados entre los “cuatro grandes”, el triunfador tiene que ganar tres de cinco sets. Se inicia el encuentro jugándose las primeras cuatro mangas, con los resultados siguientes: 6-4, 3-6, 6-7 y 7-6, es decir cada jugador había ganado dos parciales y los jueces deciden suspender el partido por falta de luz, teniendo en cuenta que el plató se alimentaba de claridad natural.

Al día siguiente 23, se reanuda la lid y la igualdad persiste sin que ninguno de los jugadores fuera capaz de romper el servicio al otro. Por mal tiempo, los jueces acuerdan aplazar el desafío cuando el marcador se encontraba empatado: 59-59.

El combate se reanuda el día 24, esta vez con la presencia de la reina Isabel, quien después de treinta años de no acudir al tenis hace su aparición ante el asombro de la concurrencia. Después de 11 horas con 6 minutos, tiempo acumulado durante los tres días, Isner le quiebra el servicio a Mahut concluyendo el quinto set con marcador de 70-68.

En ese encuentro se implantaron varias marcas: el partido y set más prolongados (8 horas y 11 minutos), más juegos en un solo set (138) y en un partido 183, mayor cantidad de “aces” en un juego (216), y por un jugador (Isner, 113). Además, mayor número de servicios mantenidos en un encuentro (168, cada uno 84) y mayor cantidad de juegos ganados (92 el norteamericano y 91 el francés). Esa plusmarca actualmente, por los cambios realizados en las reglas, es imposible de superar, queda para el recuerdo. Los hechos nos enseñan que hombres comunes pueden hacer historia, solo necesitan que la Fortuna los señale, Isner y Mahut son el ejemplo.— Mérida, julio de 2023

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