Lupe Sino: la triste historia amorosa de Manolete
Hay amores que no se pueden olvidar, quedan grabados en la historia para siempre.
Corría el lejano año 43 del siglo pasado, en el tradicional bar “Chicote”, ubicado en la Gran Vía, en el corazón de Madrid, donde se reunían toda clase de eruditos y personajes del mundo de la farándula, y como describe el maestro veracruzano Agustín Lara en una inmortal canción: “En Chicote un agasajo postinero con la crema de la intelectualidad”.
Allá, en ese lugar que hasta la fecha existe, una artista de nombre Pastora Imperio, le presenta a Manuel Rodríguez “Manolete” a una amiga, Guadalupe Sino.
Fue un amor a primera vista, la flecha lanzada por Cupido, con la punta envenenada de pasión, se clava directamente en el melancólico corazón del torero.
Él, taciturno, callado, de pocas palabras, a quien no se le conocía novia, entregado de lleno a su profesión y a su familia. Ella, de grandes ojos verdes, abundante cabellera ensortijada, divorciada, alegre, salida de un cabaret, no era el tipo de mujer que su madre, doña Angustias Sánchez, deseaba para su único hijo varón.
Pero las líneas de la vida trazadas por el destino no las pueden cambiar los humanos. Sus corazones se habían unido en ese instante y únicamente la muerte los iba a separar.
El verdadero nombre de Guadalupe era Antonia Bronchalo Lopesino, pero al ingresar al ámbito del espectáculo adopta el sobrenombre de Guadalupe Sino. El espada cordobés vivió con la artista los años más felices de su existencia, que fueron cinco, y tan grande era su felicidad que había decidido retirarse de los ruedos para casarse con ella, precisamente en el año 47, temporada donde sufre la fatal cornada. La madrugada del 28 de agosto, tras la cornada recibida en la tarde del 27 en la Feria de San Agustín de Linares, se suscitó el deceso del torero cordobés.
Aunque Lupe hacía dichoso al torero, toda la gente cercana al matador la detestaba, por la influencia que ejercía sobre él y por su pasado. La madre de Manolete, mujer apegada a los rectos principios morales de la religión, la despreciaba y en repetidas ocasiones dijo que no asistiría a la boda.
Pero, esa fuerza desconocida que obra irresistiblemente sobre los hombres y los sucesos, tenía preparado algo distinto a lo que deseaban. En octubre pensaban contraer matrimonio y él cortarse la coleta, pero una fatídica tarde de agosto en Linares, al entrar a matar a “Islero”, éste le clava un pitón hiriéndolo mortalmente.
Guadalupe se encontraba en Granada cuando le informaron del suceso. Se dirigió a Linares, pero en el hospital no le permitieron ver a su prometido, hasta que Manuel había fallecido, a la temprana edad de 30 años. Tiempo después, en 1959, Lupe fallece trágicamente en un accidente automovilístico, a los 42 años.
Hay romances tristes y trágicos. El protagonizado por Manolete y Lupe, no concluyó como un cuento de hadas, sino como una cruda realidad. Ojalá que en el cielo sean felices, esa dicha que en la tierra se les negó. Mérida, agosto de 2023