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Un triunfo con dudas

En recientes fechas se llevó a cabo en el Polifórum Zamná, del Complejo Deportivo Kukulkán, una velada boxística con una cartelera bien estructurada y equilibrada, patrocinada por varias promotoras lideradas por la yucateca Max Boxing.

La pelea estelar de la función la protagonizaron el argentino Diego “Profeta” Ruiz y el mexicano Miguel “Alacrán” Berchelt. Se trataba de la reaparición del arácnido ante su público. Había expectación por saber cómo estaba el yucateco por adopción, después de sufrir derrotas que presagiaban un porvenir dudoso en el difícil arte de Fistiana.

Previamente se escenificaron peleas interesantes y reñidas. A la hora acordada por la empresa televisiva, se anunció al argentino y posteriormente al de la ponzoña, quien hizo su aparición entre música y luces de colores, portando un listón rojo en la frente, imitando a Julio César Chávez, presente como comentarista de televisión, quien lo hacía para “alejar” las malas vibras. Sin lugar a dudas, la imitación es el mejor de los elogios.

Algo que hizo Berchelt, comentado por los parroquianos, es el hecho que un ayudante llevaba el fajín que ostentó cuando fue campeón, pero a la fecha ya no lo es y para muchos no fue correcto ese acto.

La pelea se pactó a diez vueltas en la categoría de peso ligero. La duración del combate fue muy breve, únicamente dos asaltos, ya que el argentino al concluir el segundo giro pidió la presencia del médico del ring, quejándose de dolor en una muñeca que le impedía continuar en la batalla. Permaneció sentado al sonar la campana del siguiente raund, decretando el tercer hombre el KO técnico.

De lo poco que se pudo ver del “Alacrán” es una preparación correcta, que da como resultado una buena condición física. A un Berchelt como en sus buenos tiempos, yendo hacia adelante, con pegada firme, pero tal vez no con la misma fuerza y solidez de antaño. El rival, sin ser un bulto, es un peleador de media tabla, tal vez escogido para darle confianza al mexicano y recuperar su autoestima.

La pelea no pudo ser un catalizador que nos permitiera apreciar realmente cuál es su condición atlética y técnica, pues duró sólo seis minutos. El arácnido, después de la victoria, estuvo festejando muy efusivamente, incluso cuando bajó del ring, tal vez más de la cuenta. No hay que repicar las campanas más de lo debido. Hay que tener los pies en la tierra. Las pocas ocasiones que el “Profeta” metió las manos, sus golpes llegaban a la humanidad de Miguel, lo que demuestra que su defensa no ha mejorado y es uno de los puntos sobre los cuales debe trabajar si aspira a volver a los primeros planos. Así mismo, sus piernas se notaron rígidas, sin el juego necesario para desplazarse adecuadamente sobre el cuadrilátero. Si Miguel no mejora su defensa en el futuro la lona será su compañera.

Definitivamente, el cancunense necesita rivales más fuertes para realmente probarse él mismo, y valorar, enfrentándose a contrincantes de buen nivel, cuál es su realidad. Esa victoria sólo fue un triunfo gris, sin pena ni gloria. Mérida, Yucatán, octubre de 2023

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