Un guerrillero llamado Ernesto
Repasemos los libros. Ernesto Guevara de la Serna, en el mundo conocido internacionalmente como el “Ché” Guevara fue una pieza importante en la Revolución Cubana.
Ese médico de filiación comunista nació en Argentina en 1928. Desde pequeño padeció asma, enfermedad que en aquellos años era difícil de controlar; pero eso le permitió ser un asiduo lector de todo lo que le caía en las manos.
Desde corta edad fue inquieto, travieso, desalineado, de mal carácter y rebelde, características que moldearon su personalidad.
De joven fue aventurero viajando en moto sin rumbo fijo por gran parte del Continente Americano.
En Guatemala conoció a un cubano llamado Antonio López apodado “Ñico”, quien lo bautizó con el mote de “Ché” con el cual sería conocido mundialmente.
Vivió en México durante cerca de dos años, desempeñándose primero como fotógrafo y posteriormente ingresó como galeno al Hospital Infantil de la capital.
Fue precisamente en nuestro país donde conoció a Raúl Castro Ruz, quien lo llevó ante Fidel. Desde que lo conoció simpatizaron mutuamente y éste lo invitó a formar parte de la expedición con el cargo de doctor.
A finales de 1956 fue uno de los combatientes que zarparon desde el puerto de Tuxpan, Veracruz, en el yate Granma hacía Cuba.
En las montañas de Sierra Maestra tuvo más acercamiento con Fidel, destacando el “Ché” por su valor, visión táctica y capacidad de mando, lo que le valió que fuera nombrado Comandante, mismo cargo que tenía Fidel.
Valiente en combate
Durante las batallas siempre tuvo intervenciones valientes y directas en el combate, llegando a ser hombre de confianza de Fidel, pues compartían las mismas ideas revolucionarias y comunistas.
Guevara era el más radical de los líderes revolucionarios, según los historiadores le gustaba matar.
Para la historia, el “Ché” es un personaje controvertido, un mito, un ícono del movimiento revolucionario cubano y un ídolo de la juventud. Es quizá de todos los revolucionarios el más conocido internacionalmente y con quien se identifica la juventud.
En marzo de 1960, estando en una tarima Alberto Korda le imprimió varias fotografías, siendo una de ellas la que hace al “Ché” un ícono. La foto es la cara del revolucionario argentino con la mirada viendo el horizonte con su boina negra y su pelo al aire. Es el retrato más reproducido en la historia de la fotografía. A esa imagen se le titulo “El guerrillero heroico”, simboliza la rebeldía y la inconformidad, atributos con los que se identifican los jóvenes.
El “Ché” tuvo un triste final: fue asesinado, contaba con 39 años de edad. El militar que lo ultimó mató al hombre, pero quedaron vivos su recuerdo e ideales.
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