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Jamaica, perla “sin problemas” bañada por el Mar Caribe

Jamaica, perla “sin problemas” bañada por el Mar Caribe

Rafael J. Ramos Vázquez (*)

Cuando el visitante arriba a Jamaica no es difícil que lo traslade al hotel un taxista con largas rastas y la cabeza cubierta con el clásico gorro de estambre de vistosos colores y cuyo nombre es Tam. La ínsula vive del turismo, el ron y café básicamente.

Sus playas bañadas por el Caribe son blancas con un mar tranquilo, sin olas, transparente o de un azul intenso. El bañista puede deleitarse con esa belleza natural y un estupendo paisaje de montañas.

El jamaicano es atento, sencillo, relajado y la vida para él no es problema, todo tiene solución con un buen ron y un cigarrillo.

El consumo de la marihuana es algo común y legal en la isla. Según estadísticas, más del sesenta por ciento de la población consume el psicotrópico, por eso es un paraíso para cierto tipo de extranjeros. Así también, podemos encontrar playas nudistas donde los vacacionistas gozan los rayos del Sol con trajes de Adán y Eva.

En Jamaica nació un ritmo mezcla de sonidos africanos y música actual, el reggae, y tiene a su máximo representante en Bob Marley, con quien toda la población se identifica a pesar de haber fallecido a temprana edad. Es considerado un héroe y parte de la cultura jamaiquina.

En Kingston se encuentra su casa museo, la cual es visitada por la mayoría de los extranjeros y es considerada la principal atracción de la capital. Además de Kingston, la isla tiene otras dos ciudades importantes, Ocho Ríos y Montego Bay.

En la primera hay una hermosa cascada del río Dunn, que nace en las montañas y finaliza en un delta en el Mar Caribe. Montego Bay es un puerto adonde llegan cruceros con grandes cantidades de turistas, cerca se encuentra una localidad denominada Negril que es famosa por su atardecer. El visitante puede disfrutar sentado, con un ron añejo exquisito, de una puesta de sol mágica, contemplando el cielo con el astro rey resplandeciente entre nubes tenues y de varios matices y que lentamente se va ocultando en el horizonte, teniendo como marco la inmensidad del Mar Caribe con sus aguas rebeldes, pintadas con un pincel perfecto por la naturaleza de añil potente y profundo.

Los isleños viven una existencia relajada, tranquila, sin prisas y hacen honor al eslogan que predican: “¡Jamaica, no problem!”.

Abogado y empresario. rafaelramos@sji.com.mx

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