Esperanza griega
Punto de vista… tenis
Rafael Ramos Vázquez (*)
El Olimpo griego ha sido generoso en la creación de dioses mitológicos. Hay innumerables: Zeus, Afrodita, Poseidón, Apolo, Atenea, Dionisio, y muchos más. Sin embargo, no ha salido ninguno para los deportes.
Hoy por hoy, el cambio generacional en el tenis debe realizarse de manera natural, por el paso del tiempo. Los tres grandes que han dominado el firmamento tenístico, Federer, Nadal y Djokovic, empiezan a sentir que Cronos pone una lápida en sus espaldas y que sus mejores años empiezan a quedar atrás. El dios del tiempo es factor importante en ese cambio. Durante esa gestación de renovación, surge la figura de una joven promesa griega: Stefanos Tsitsipas.
Profesional desde 2016, derecho al golpear y entrenado por su padre, Apóstolos, el tenista de 21 años tiene los suficientes merecimientos para ser considerado como un jugador que puede realizar grandes hazañas.
A los 19 años, entra al “top 100” y actualmente es el mejor griego clasificado en la historia de la ATP. Tiene mucho mérito, pues en ese país el tenis no es popular.
Entre sus cualidades se puede señalar que es un jugador de línea de fondo, desde donde desarrolla su juego, es agresivo y tiene un golpe de derecha muy fuerte, un buen servicio y aunque juega mayormente en la base, cuando corre a la red lo hace rápido y en forma efectiva.
Su mejor golpe es su revés a una mano, el cual domina a la perfección. Y se puede señalar que se asemeja bastante en ese golpe a Roger Federer. Durante los partidos se le ve tranquilo, sereno y su poder de concentración es bueno. Se desplaza bien en cualquier superficie, aunque ha declarado que prefiere jugar en pasto.
Tal vez debido a su falta de madurez, que irá mejorando conforme el tiempo pase, comete muchos errores no forzados, y allí se le han escapado partidos.
De las promesas de su generación, Daniil Medvedev ha sido su mayor obstáculo y ante quien ha perdido consecutivamente cinco enfrentamientos, incluso tuvo con el ruso un fuerte altercado, raro en él considerando que siempre está concentrado en el juego, pero a cambio le ha ganado el mismo número de veces al alemán Alexander Zverev, otra revelación.
La progresión del griego ha sido bastante rápida y de buena calidad para considerarlo una promesa que, a mi criterio, ya es realidad. Si conserva la disciplina y las lesiones no se presentan, Stefanos dará grandes sorpresas y mucho de qué hablar.
Al finalizar el año pasado ganó el torneo Nitto ATP Finals de Londres, en donde acuden los ocho jugadores que acumularon el mayor número de puntos durante la temporada. Los ocho mejores, sin duda, y allí estuvo Stefanos.
Los griegos están rezando fervorosamente para que el Olimpo les mande un nuevo dios. Hace mucho que no sucede. Esta vez quieren que sea de la raqueta y desean adorar a Stefanos Tsitsipas.— Mérida, Yucatán, febrero de 2020