Juan Pablo II, un santo de carne y hueso en la Tierra
Punto de vista… religión
Rafael J. Ramos Vázquez(*)
El vehículo descubierto recorría lentamente la Plaza de San Pedro, en el Vaticano; el papa Juan Pablo II, como era costumbre, saludaba de mano y bendecía a la gente aglomerada.
De la muchedumbre un hombre se acercó al automóvil, tenía en la mano una pistola, la cual accionó repetidamente, haciendo impacto varias balas en el cuerpo del Pontífice; su blanca vestimenta se tiñó de rojo. La reacción de sus custodios fue inmediata, fue llevado al hospital más cercano y el autor material del atentado, el turco Ali Agca, detenido y enviado a las autoridades. Era el 13 de mayo de 1981.
Pero la historia del pontificado de Karol Josef Wojtyla empezó en octubre de 1978 cuando el nacido en Polonia se convierte en el primer Papa no italiano en más de cuatro centurias, en ser elevado al Trono de Pedro como máximo jerarca de la Iglesia Católica.
Su arribo para ser Obispo de Roma se debió a las diferencias de los Cardenales italianos, quienes durante dos días de deliberaciones, no lograron ponerse de acuerdo y prefirieron elegir a un Cardenal ajeno a su nacionalidad, escogiendo al Obispo de Cracovia, quien durante 27 años, en uno de los papados más largos de la historia, cambió totalmente muchas reglas de la Iglesia.
Momentos históricos
Son innumerables los hechos históricos que acontecieron durante su pontificado, señalaré algunos:
El Papa nombró a 232 Cardenales y pulverizó la mayoría de votantes italianos, quienes por muchos años conservaron el número suficiente en el Colegio Cardenalicio para elegir a papas italianos. Tal vez lo hizo para asegurarse que en el futuro ningún país pueda por sí solo elegir a un Sucesor de San Pedro.
Fue una personalidad carismática, sencilla e influyente, el mundo quedó cautivado por su figura que representaba paz y santidad. Tenía mucho contacto con la gente, a quienes daba la mano y era afecto a sostener a niños a los que besaba y bendecía.
Fue electo a los 58 años como el Papa número 264, el más joven del siglo XX. Fue un pontífice conservador, estaba en contra del aborto, los anticonceptivos y no estuvo de acuerdo con la ordenación de mujeres, fue defensor del celibato sacerdotal, no veía bien al comunismo y contribuyó a la caída del muro de Berlín, apoyó abiertamente al sindicato polaco Solidaridad. Fue precursor del ecumenismo a través del dialogo.
Fue denominado “El Papa peregrino”, pues visitó más de cien países y fue el primer Vicario de Cristo en acudir a una iglesia luterana, una sinagoga y en entrar a una mezquita y orar en ella.
Excomulgó al obispo francés Marcel Lefebvre, por su desobediencia, como un escarmiento para respetar la autoridad papal.
La edad, el atentado, las enfermedades, entre otras circunstancias, mermaron en los últimos años su recia fortaleza, pero a pesar de todo continuó sus actividades con menor intensidad.
Padeció el mal de Parkinson, que fue el detonante de su deterioro final. Falleció a la edad de 84 años, y se inició inmediatamente el proceso de canonización que concluyó en 2014. Sus últimas palabras pronunciadas en su lengua natal fueron en presencia de un selecto grupo que lo acompañaba y de su secretario personal, el Cardenal polaco Stanislaw Dziwisz. Dijo: “Dejadme ir a la casa del Padre”.
Así se fue de la vida terrenal uno de los hombres más carismáticos, queridos e influyente del siglo XX. Muchos millones de personas pudieron ver un santo de carne y hueso en la Tierra: A San Juan Pablo II.
Abogado y empresario.