La casa de la Virgen María en Turquía
Punto de Vista… Viajes
Rafael J. Ramos Vázquez(*)
La inigualable Turquía es una fuente de lugares donde se desarrollaron hechos históricos de singular importancia. El turista debe visitarla más de una vez, siempre quedará asombrado.
En esta ocasión el visitante recorrerá la península de Anatolia, donde se encuentra la ciudad de Éfeso, la antigua Esmirna. Después de admirar las maravillas de esa polis, el paseante puede trasladarse a un lugar muy visitado por los cristianos. En esa área, a las faldas de una montaña, entre los árboles se encuentra una joya para los católicos: la Casa de la Virgen María.
Es sabido que Jesús antes de morir confió a San Juan la custodia de su ascendiente; le dijo: “ahí tienes a tu madre”; desde ese momento el Apóstol la consideró su progenitora; según la Historia la madre del Mesías permaneció un corto tiempo en Jerusalén, después vivió en Betania para trasladarse posteriormente a Anatolia, estableciéndose en Éfeso a donde llegó acompañada del Apóstol; San Juan condujo a la Virgen a una casa donde la madre del salvador se asentó y residió sus últimos días, falleciendo a los 63 años según los teólogos.
A su muerte el lugar fue abandonado; nadie sabía su importancia.
El descubrimiento
En julio de 1891, a solicitud de la superiora de un convento en Esmirna, los sacerdotes franceses Henry Jung y Eugene Poulin realizaron una expedición para localizar la casa de la Virgen, tomando como antecedentes las visiones de una monja alemana llamada Ana Katherina Emmerik, quien hizo una descripción exacta del lugar donde habitó sus años finales María; alucinaciones que habían sido redactadas por el escritor Clemens Brentano.
El ícono católico fue descubierto; lo asombroso era que la religiosa nunca había ido a Turquía y la descripción fue increíblemente fidedigna.
Tiempo después se hicieron investigaciones para comprobar las predicciones de la germana, las cuales revelaron que la especificaciones eran extraordinariamente coincidentes con el sueño de la novicia y no se podían explicar cómo pudo describir con todo detalle el hecho; se comprobó que los cimientos de la edificación se retrotraen al siglo I.
Curiosamente en el año 431 la Iglesia Católica celebró un Concilio y escogió a la ciudad de Éfeso para definir el dogma de la maternidad divina de María, sin saber de la existencia de la Madre del Salvador en ese lugar.
Restauración
La casa fue restaurada a mediados de la centuria pasada y se conserva como hasta ahora; varios papas la han visitado, el último, Benedicto XVI.
En la actualidad es un lugar muy visitado. El edificio es pequeño, tiene la forma de una iglesia con cúpula. La estatua de María está situada frente a la entrada.
Para orgullo de todos los mexicanos, un cuadro con la imagen de nuestra querida Virgen de Guadalupe se encuentra colocado en una de las paredes de la vivienda.
Todo turista mexicano que la visite pasará momentos inolvidables.
Abogado y empresario.