La alternativa, un solemne ritual en la vida de los toreros
Punto de vista… toros
Rafael J. Ramos Vázquez
En la fiesta de los toros, tomar o recibir la alternativa es un acto solemne que reviste una importancia trascendental en la vida del torero. Es su paso al camino de la consagración, de poder lidiar toros, dejar atrás los novillos y a partir de ese momento enfrentarse a cornúpetas maduros, alternar con figuras de la tauromaquia, probar cuán alto se puede llegar, es poder alcanzar las metas que durante tantos años ha soñado. Eso encierra esa sencilla, pero importante ceremonia.
Los toreros que aspiran a a llegar lejos en el arte de Cúchares deben de pasan por las siguientes etapas, en su crecimiento: becerristas, novilleros y matador de toros.
En el coso de Reforma, nuestra Plaza Mérida, durante sus largos años de vida han actuado innumerables figuras de la tauromaquia. Varios novilleros has recibido el doctorado en su arena. El año pasado, a un joven yucateco el maestro Enrique Ponce le dio la alternativa.
Para muchos aficionados que asistieron esa tarde, era la primera vez que veían ese rito. Los banderilleros y picadores también tienen su ceremonia muy particular, que ha habido igual en Mérida recientemente.
Señalemos lo que aconteció ese día: En la puerta de cuadrillas al sonar el clarín, aparecieron tres alternantes en primera fila: dos matadores, a la izquierda el más antiguo en doctorarse, a la derecha el otro, y en medio el novillero, quien parte plaza con la cabeza descubierta, con la montera en la mano y portando por primera vez un traje de luces con bordados en oro.
Por orden de escalafón el matador más antiguo debe de lidiar el primer toro, situación que no acontece en esa ocasión, es el novillero quien ocupa su lugar y torea al primer enemigo. Antes de iniciar el último tercio, cerca de tablas, participando los tres alternantes, la ceremonia empieza. El padrino le entrega con su mano derecha al hasta ahora novillero los trastes de matar: muleta y estoque, y el novel matador coloca en la mano izquierda de su padrino su capote de novillero. Aquél le dice unas palabras de bienvenida como nuevo colega, lo autoriza para alternar a partir de ahora con toreros, le desea éxito y lo abraza, esto en presencia del tercer espada que funge como testigo, quien después del rito solemne felicita y abraza a ambos.
Esa sencilla, pero significativa ceremonia en donde el torero intercambia los trastos con su ahijado, se llama en el mundo taurino “tomar la alternativa”, porque es la primera vez que alterna con matadores. En ese momento termina la etapa de novillero del nuevo graduado. A partir de ahora se enfrentará a toros de cuatro años de edad. Y muchas veces la suerte del joven torero cambia para bien, o para mal. Se abren puertas, y muchas veces se cierran.
Ese acto protocolario hoy en día se realiza en cualquier plaza, pero hay escenarios de primera, como la nuestra, que le dan un sentimiento y valor especial. La fecha de alternativa sirve para señalar la antigüedad del matador y siempre quien da el doctorado es el torero más veterano del cartel. No hay registro que señale cuándo se empezó en el mundo taurino ese ritual.
Como situación curiosa, se ha dado el caso que antes del ceremonial el novillero es empitonado y no se realiza la ceremonia. En ese caso se considera que “no tomó” la alternativa (le sucedió al yucateco Víctor Moreno en su primer cartel de doctorado, embestido en sus labores con el capote), y caso contrario, si es el percance es después, aunque no mate a los toros que le correspondían, se considera que ya la recibió (ocurrió con el joven Juan Eduardo “El Niño de San Juan”, corneado por el toro de la ceremonia).
Los aficionados salieron satisfechos esa tarde del coso de Reforma, al presenciar ese ritual pocas veces visto, y haber participado como espectadores del doctorado de un torero yucateco, André Lagravere, que lo recibió de manos del maestro Enrique Ponce.— Mérida, Yucatán, septiembre de 2020.