Lealtad de un Dodger
Punto de vista… béisbol
Rafael J. Ramos Vázquez (*)
Para los verdaderos fanáticos, seguidores de los Dodgers, la coronación del equipo Angelino marcó la terminación de 32 años de frustraciones y sin sabores.
Es sabido que los Esquivadores tienen en nuestro país y en especial Yucatán un gran número de seguidores, que se identifican con la novena porque han tenido a lo largo de los años en su alineación, jugadores mexicanos y latinos de gran valía.
Desde la aparición del zurdo Fernando Valenzuela, creador del movimiento llamado “Fernandomanía”, la cantera de seguidores se ha consolidado año tras año hasta ser una fanaticada importante.
Cuando los Dodgers ganan la Serie Mundial inolvidable en 1988, guiados del brazo de Orel Hershiser y el jonrón apoteótico de Kirk Gibson, había un joven de escasos 13 años que disfrutó el triunfo y el campeonato mundial, y desde ese entonces abrazó en su corazón al equipo, con la esperanza de una nueva corona.
Durante todos esos años esperó pacientemente una nueva tiara. Varias veces hizo espacio para ir de mochilero a presenciar una o dos series del equipo. Lamentablemente cada año durante treinta y dos temporadas la desilusión lo embargaba, pero la esperanza de un nuevo calendario renovaba sus esperanzas.
Sintió en lo más profundo de su corazón las eliminaciones y sufrió con toda el alma cuando los angelinos perdían en el Clásico de Otoño el gallardete que ya lo creían suyo. En alguna ocasión fue a la Serie Mundial con la esperanza de ver la coronación de sus adorados Dodgers, pero no se dio.
Sin embargo como devoto de hueso colorado su fidelidad y cariño hacia su equipo permaneció intacto. Pero no hay plazo que no se cumpla ni deuda que no se pague, en días pasados el equipo de la ciudad de los Ángeles levantó el banderín de la Gran Carpa.
Ese día el joven de aquel entonces, hoy de 46 años, no cabía en él, toda su espera y frustración de tantos años se convirtió en un manantial de alegría. Al ver esa felicidad que sólo el deporte es capaz de proporcionar, deseo felicitar a cada admirador Dodger, esperando que este sea el primero de muchos gallardetes que estén por venir.
Felicidades a esa leal afición, que lo disfruten, por tantos años de espera. La corona compensó el sufrimiento.
Abogado y empresario