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Auschwitz, un museo del dolor

Punto de Vista… Viajes

Rafael J. Ramos Vázquez(*)

Polonia un país que durante la Segunda Guerra Mundial fue invadido y destruido por el ejercito alemán; hoy día es una nación próspera que ofrece al turismo un sinfín de lugares para disfrutar.

Dos sitios merecen ser visitados por su belleza: la capital Varsovia y Cracovia. Cerca de esta última hay una excursión que todo viajero debe hacer. No es una visita turística normal, pero lamentablemente es parte de la Historia, negra, fúnebre, pero historia al fin. Es un sitio impactante y triste. Me refiero a Auschwitz, uno de los muchos centros de exterminio construidos por el Tercer Reich, para ejecutar un plan macabro, denominado “La solución final”.

Ese proyecto consistía en la eliminación de la población judía que se encontraba en Europa.

Se han editado un sinnúmero de libros sobre esos campos de la muerte, de las atrocidades cometidas en ellos, sin embargo, el excursionista tiene que ir y sentir en sus paredes el dolor y sufrimiento de los cautivos que perecieron en ellos.

El paseante es conducido por un guía de habla hispana, quien relata explícitamente durante el trayecto, lo más simbólico e importante. En la reja de entrada hay escrito en alemán la tristemente celebre frase “El trabajo los hará libres”, como una motivación para los prisioneros que ingresaban.

Señala la conductora que Auschwitz-Birkenau es realmente un complejo de dos campos, convertidos en un Museo Estatal, un monumento a los crímenes de guerra cometidos en Polonia por los Nazis, para que todas las generaciones futuras puedan ver la magnitud de las atrocidades efectuadas que parecen imposibles de creer y no deben ser olvidadas.

Es el lugar de mayor simbolismo del Holocausto, en hebreo Shoá, que significa “La catástrofe”.

Durante el recorrido se pueden ver los diferentes bloques o barracas en donde están las camas, los incineradores, las cabinas de gas, y el terrorífico bloque 11 en donde gaseaban a los cautivos hasta su muerte. Cerca de ese barracón está el muro de la muerte, donde fusilaban a los prisioneros; al final están las cámaras de gas y los crematorios. Hay imágenes muy duras, que hablan por sí solas.

En un bloque se pueden ver apilados en grandes cantidades prótesis, lentes, los trajes a rayas, maletas, zapatos y lo más impresionante, una montaña de pelo humano.

Durante el recorrido vi gente llorando, jóvenes impresionados por lo que miraban y escuchaban. Efectivamente, el turista siente miedo y terror por lo que contempla. Solo de imaginar lo que padecieron los prisioneros, un escalofrío recorre todo el cuerpo. Sin embargo, a pesar de ello, la visita es muy interesante y muy conmovedora.

Auschwitz fue una fábrica de martirio, el infierno mismo, un lugar donde reposan más de un millón de personas, un museo de dolor cuya visita queda grabada en la mente del paseante por mucho tiempo. El mundo siempre debe tener presente ese genocidio para que no se repita jamás.

Abogado y empresario. WhatsApp 9999-00-00-44.

 

Auschwitz fue una fábrica de martirio, el infierno mismo.

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