Los guerreros del emperador en Xi’an
Punto de Vista… viajes
Rafael J. Ramos Vázquez (*)
Un ejército silencioso erguido en posición de ataque, sus figuras son de tamaño natural en diferentes posturas, cada una con rasgos uniformes y características únicas, están de pie y su misión es cuidar al emperador.
Hace más de 2,000 años que fueron creados por artesanos. Todos elaborados de tierra, arcilla moldeada y cocida, que constituyen sin lugar a dudas uno de los descubrimientos más importantes del siglo XX.
Me refiero a la maravilla arqueológica denominada “Los guerreros de terracota”, en la localidad de Xi’an, China. En la mayoría o en buena parte los descubrimientos arqueológicos suceden por casualidad, sin intención. En 1974 el hallazgo de esos soldados se debió a un agricultor, que con su familia —que necesitaba agua por la sequía que padecían— excavaba un pozo cuando encontró por azar ese tesoro.
Cuando el visitante arriba a ese inmenso territorio, esa excursión es obligatoria; visitar el mausoleo en Xi’an, capital de la provincia de Shaanxi, es uno de los principales atractivos.
Los guerreros están en el lugar original, donde se construyó un domo para su protección. Son cerca de 8,000 estatuas distribuidas en tres fosos; en el primero, de 200 metros de largo por 50 de ancho, se encuentran cerca de 7,500; en el segundo están los guerreros de mayor rango y en el tercero hay aproximadamente 1,000 estatuas.
Se cree que en la región hay muchos tesoros funerarios que todavía no han sido descubiertos y que es una zona de abundante riqueza arqueológica para los investigadores.
Ese complejo histórico es de aproximadamente 60 kilómetros cuadrados, en los cuales está la tumba del emperador, que no ha sido desenterrada por diversas razones, y no lejos de ella los guerreros. El único antecedente es de un historiador chino que hace muchos años describió la tumba y el lugar donde estaban sus guardianes, siendo exactos sus datos. La efeméride indica que 200 años antes de Cristo Qin Shi Huang asciende al trono a los trece años, mandando a construir su tumba y un ejército que lo acompañaría después de su muerte.
Ese mismo personaje inicia la construcción de la Gran Muralla, la cual se termina muchos años después de su fallecimiento.
El extranjero ante esa vista del ejército perfectamente alineado experimenta una sensación de asombro e incredulidad. El turista puede comprar una réplica pequeña de un guerrero como recuerdo de ese lugar maravilloso. Quien visite China no debe perderse esa colección arqueológica impresionante.
Abogado y empresario. WhatsApp: 9999-00-00-44.