El Tour: ¡Grande!
Punto de vista… ciclismo
Es el evento mundial más grande del ciclismo, un espectáculo único y más de diez millones de aficionados disfrutan desde las rutas todo el recorrido. Tres semanas extenuantes, divididas en 21 etapas que abarcan cerca de 3,500 kilómetros.
Todos los participantes luchan por portar la camiseta amarilla que identifica al líder de la carrera. El vencedor tiene que pedalear sobre diferentes tipos de terrenos y circunstancias: colinas, montañas, ascensos, descensos, vientos, contrarreloj, rectas, etcétera.
Tiene que ser un ciclista completo que domine la combinación de escalador, velocista y rodador. Todo eso es necesario para ganar el Tour de Francia, que, junto con el Giro de Italia y la Vuelta a España, son los tres máximos acontecimientos del ciclismo. Sin embargo, el más conocido y glamoroso es el francés, país dominante y creador de la competencia, que cosa curiosa, desde hace 35 años ningún galo ha subido al podio como ganador.
El Tour tiene cuatro camisetas o “maillots” distintivas, que señalan a los líderes de las diversas especialidades: la amarilla, que la porta el líder general; la de lunares rojos, para el mejor escalador; la verde, para el competidor que acumule más puntos, los cuales se otorgan en las etapas, y la blanca para identificar al corredor joven, menor de 25 años, más destacado. Nadie puede portar dos camisetas al mismo tiempo, en ese caso el ciclista usa la de mayor jerarquía y la otra se la dan al segundo lugar de esa especialidad.
Con más de cien años de existencia, el Tour ha pasado por diferentes etapas de adaptación, de disputarse primeramente en forma individual y por aficionados, hasta la actualidad, en la que son pedalistas profesionales que compiten en equipos patrocinados por empresas particulares.
La competencia ha tenido grandes ídolos, como el belga Eddy Merckx, para muchos el más grande, ganador en cinco ocasiones, al igual que el español Miguel Induráin. Lamentablemente a partir de 1966, la palabra dopaje comienza a aparecer en la competencia, al realizarse a los competidores las primeras pruebas de antidoping, dando como resultado que muchos participantes fueran desposeídos de sus galardones por ese flagelo.
El más triste y conocido es el caso de Lance Armstrong, máximo ganador con siete triunfos, los cuales perdió por haber confesado el uso de sustancias prohibidas. En esos siete años la Tour no tuvo campeón para efectos estadísticos. Una pena. Sin embargo a pesar de todas esas contingencias el circuito permanece firme.
Así pues, todas las saetas rodantes cada año, quieren concluir la carrera en los Campos Elíseos, la avenida más bella y glamorosa del mundo, en el corazón de París. Pedaleando su bicicleta al frente del pelotón, portando la camiseta áurea, la más deseada, y cruzar la meta, después de ardua competencia. El ganador con orgullo puede decir: soy campeón del Tour de Francia, la carrera ciclística más importante del mundo. Mérida, junio de 2021.