Roca Rey, el emperador andino
Los Andes, el Imperio Inca, Sendero Luminoso, golpes de Estado, entre otros innumerables factores han producido en la cultura peruana un mestizaje rico.
Sin embargo, en Perú no había nacido un torero con el arte y valentía del limeño Andrés Raúl Roca Rey Valdez. Un joven de escasos 25 años que ya es una leyenda en el mundo del toro. A los 19, después de una arrolladora etapa de novillero, en la cual cosechó grandes triunfos, se prepara para recibir la alternativa, pero el 7 de septiembre de 2015, actuando en su última novillada, sufre una grave cornada que le desgarra el muslo y le fractura un metacarpiano.
Doce días después, con los puntos aún en la herida y la férula, recibe en Nimes la alternativa de manos de Enrique Ponce. La confirma en Las Ventas ocho meses después, siendo su padrino Sebastián Castella y como testigo Alejandro Talavante.
Andrés domina magistralmente la lidia; tiene un capote excelso, de antología, maestro de toda clase de suertes y quites, espera quieto al toro y las realiza con serenidad. Con la muleta derrocha valor, arte, entrega, se pasa los pitones del toro rozando el traje, sin inmutarse. Domina con firmeza y pisa con seguridad los terrenos de su enemigo.
En sus faenas, sus lances son puros, es lo que los taurófilos conocedores llaman toreo de verdad. Da auténticos recitales de capote y muleta que le han valido ser el triunfador en las principales plazas españolas.
Hasta las ilustres figuras ibéricas lo respetan. Roca Rey torea con el alma sin importar su cuerpo, por eso ha recibido a su corta edad un gran número de cornadas que han puesto en peligro su vida. Pero la fiesta brava se lo ha recompensado: ha abierto muchas puertas grandes en diferentes plazas de España y América.
El año 2018 lo consagra como triunfador al partir plaza 55 veces y cortar 89 trofeos y abrir 30 pórticos. Pero en una profesión tan peligrosa no todo es miel sobre hojuelas: en los redondeles de Málaga y Palencia, con diferencia de quince días, es empitonado, sufriendo graves traumatismos en el cerebro que ameritan viajar a Estados Unidos para tratar ls severas contusiones.
Andrés Roca Rey es un torero que para crear arte arriesga su vida: “De niño soñé ser torero, hay que tener miedo para ser valiente y cuando te pones un traje de luces no sabes si te lo vas a quitar con tus propias manos”. El mundo del toro es duro y Roca Rey, a base de valor, ha escalado en él.
Su genio, temperamento y sacrificio no son casualidad, ha luchado por ellos. Los aficionados al arte de Cúchares esperamos disfrutar mucho tiempo su magisterio taurino. Mérida, marzo de 2022
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