Jannik Sinner; una perla italiana
En anteriores artículos he escrito de cuando Medvedev, Zverev, Tsitsipas, Alcaraz y Auger-Aliassime iniciaban sus carreras. El tiempo ha materializado esas promesas en verdaderas realidades.
Hoy, auguraré otra esperanza. La mitología romana es rica en dioses: Júpiter, Juno, Vulcano, Apolo, Marte, son algunos de ellos. Parece que esas divinidades desean reencarnar en jóvenes itálicos que empuñan una raqueta, y apoderarse del mundo tenístico.
Así Mateo Berrettini, Lorenzo Musetti, Francesco Passaro, Francesco Maestrelli y otros más, son una pléyade de adolescentes que han incursionado con éxito a los torneos ATP, con excelentes resultados. Sin embargo de ellos, hay uno que a mi criterio está llamado a realizar grandes hazañas dentro del circuito profesional, su nombre: Jannik Sinner.
Ese zagal de la región del Tirol con apenas 19 años, ha tenido un meteórico ascenso en las listas oficiales; de estar entre los primeros 500 jugadores, en la actualidad está ubicado en el “top ten” de la clasificación mundial, escalando vertiginosamente y con paso firme hacia la cumbre.
Curiosamente su carrera deportiva la empieza con una actividad totalmente diferente: el esquí, pasatiempo en el cual destacó y ganó varios premios. Fue hasta los trece años cuando decide blandir una raqueta para dedicarse por completo al deporte blanco, que antes era solo un entretenimiento.
Jannik tiene el cuerpo perfecto para jugar al tenis: mide cerca de 1.90 metros, diestro, de morfología delgada, flexible, fuerte pero sin ser musculoso, ágil, con una impecable técnica para golpear la pelota. Su mejor arma es el revés a dos manos, que lo realiza en forma veloz y potente. A mi criterio, ese golpe es lo excelso de su arsenal.
Sinner, aunque su apellido significa “pecador”, realmente no parece serlo, es un joven tranquilo y equilibrado, que se desliza en la cancha de forma natural, sus veloces y delgadas piernas le permiten abarcar todo el campo, golpeando con precisión la pelota hacia el terreno del enemigo. Al tirolés le hace falta experiencia, cualidad que únicamente se adquiere con el paso del tiempo y el kilometraje recorrido en las canchas; sin embargo, aunque es un novel jugador que todavía no cumple los veinte años, demuestra aplomo en los momentos críticos y tiene una concentración férrea durante los encuentros.
Jannik Sinner sin duda es un joven talentoso, una verdadera promesa, una joya de la Península que seguramente será en poco tiempo una estrella del deporte blanco. Espero que alguno de los dioses romanos le dé su bendición, la necesitará en ese exigente deporte. Mérida, agosto de 2022
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