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La monarca y sus privilegios

Lilibet, como cariñosamente le llaman sus allegados, no es una persona común, su cargo la hace diferente, señalo: tiene 70 años sentada en el trono inglés, habiendo celebrado sus jubileos de plata, oro, zafiro, diamante y platino. Tiene dos onomásticos, el real que es el 21 de abril y el oficial que se celebra el segundo sábado de junio, es decir cumple dos veces al año.

Algunas prerrogativas que tiene: es la única inglesa que puede conducir legalmente sin licencia y sin matrículas en su automóvil.

A pesar de haber realizado más de 250 visitas oficiales al extranjero y visitado más de 100 países, nunca ha tenido pasaporte, pues éste se emite con la leyenda “A nombre de su Majestad…”.

Su Alteza no puede ser detenida, interrogada, multada ni juzgada, así como tampoco se pueden promover juicios civiles o penales en su contra.

Según datos, toma una ginebra y un dubonet antes de la comida, durante el almuerzo ingiere un martini seco y por las noches se deleita con una copa de champán.

A pesar de ser una persona culta y hablar el francés a la perfección, nunca fue a una escuela: fue educada por maestros privados que le enseñaron todas las materias necesarias para el cargo que desempeñaría.

Es cabeza suprema de la Iglesia Anglicana del Reino Unido, la religión oficial.

En 1947 se casó con Felipe, en el contrato éste dimitió a sus títulos reales griego y danés, convirtiéndose al anglicanismo, abjurando a su religión ortodoxa griega. Fue un marido fiel y como exige el protocolo siempre caminó unos pasos detrás de la Reina.

Existe la anécdota, que Felipe declaró: “soy el único hombre en el país al cual no se le permite dar su apellido a sus propios hijos”. Los descendientes tienen el patronímico de la casa reinante, Windsor.

El Príncipe consorte falleció casi al cumplir los 100 años, terminando así el matrimonio real más duradero de la historia, 74 años. Durante esa unión la Reina procreó cuatro hijos.

Como verá el lector, Su Majestad, Isabel II, Lilibet, no es un personaje ordinario. Ha afrontado estoicamente durante siete décadas todos los problemas de estado y familiares, y ha vivido innumerables veces la soledad del poder. Tal vez por eso su himno es “Dios salve a la Reina”.

Abogado y empresario. WhatsApp. 9999-00-00-44.

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