Billie Jean King, una pequeña, gran mujer
Punto de vista… tenis
Rafael J. Ramos Vázquez (*)
Es una mujer a la cual la historia deportiva no le ha hecho justicia todavía. Muchas jóvenes jugadoras en la actualidad disfrutan lo conseguido por esa tenista, pero no tienen idea que esos logros que ahora gozan, es gracias a esa admirable mujer.
Billie Jean Moffitt, para el deporte de la raqueta Billie Jean King, es una tenista que luchó por la igualdad de sexos. Con apenas 1.63 metros de estatura, pero de dimensiones increíbles en cuanto a capacidad y talento, consiguió en el tenis grandes logros: fue ganadora de 12 “Grand Slams”, siendo Wimbledon su superficie favorita, ya que allá obtuvo 224 victorias contra 41 derrotas, ganando un total de 20 títulos, entre individuales, dobles y mixtos, récord que comparte con Martina Navratilova.
Fue número uno durante seis años y su estilo se basaba en la velocidad, con un juego de piernas sensacional, ataque feroz, agresividad desde cualquier punto de la cancha, siendo en la red contundente, aunado a su potente revés, que la convertían en una jugadora completa, considerando que no había los adelantos técnicos y facilidades con los que hoy cuentan.
Jugó en la época de la raqueta de madera y decía siempre: “Si quieres ser la mejor nunca dejes que alguien sepa lo que sientes”.
Esa diminuta atleta fue una activista de los derechos femeninos y en sus hombros llevaba la bandera de la igualdad. Para ella el tenis femenil tenía igual belleza y espectacularidad que el masculino y dirigió sus esfuerzos a lograr la paridad de los premios en metálico para las mujeres, consiguiendo que en 1973 el US Open pagara la misma bolsa tanto a la rama varonil como a la femenil.
Billie Jean se enfrentó y triunfó sobre rivales de primerísimo nivel, verdaderas estrellas como Chris Evert, Martina Navartillva, Margaret Smith Court, pero paradójicamente no será recordada por esas victorias sino por su triunfo sobre un hombre, Bobby Riggs. Fue un partido jugado en el Astrodome de Houston en 1973, que se denominó “La batalla de los sexos”. En ese encuentro estaba en juego el honor y la autoestima de las féminas.
Imaginemos el escenario: Billie, una joven cercana a los 30 años, y Bobby, de 55. Él hace su entrada a la pista en un carruaje tirado por bellas modelos en trajes ajustados y ella aparece en una litera cargada por cuatro hombres. El partido lo gana ella en sets seguidos. Se había reafirmado el valor de la mujer.
Billie funda la Asociación Femenina de Tenis (WTA por sus siglas WTA), de la cual fue dirigente. Su fin era que las damas pudieran ganarse la vida a través de ese deporte y regirse ellas mismas por medio de la agrupación.
En el ocaso de su carrera, Billie Jean declaró: “Todo lo he hecho por la igualdad de oportunidades, sin importar la raza, genero u orientación sexual. Vivan nuestras diferencias”.
Hoy, las tenistas agradecen a Billie la equidad conseguida en el llamado deporte blanco. Sin embargo esa excepcional jugadora tuvo un dilema personal, batallando con él por muchos años, hasta admitir su homosexualidad, la cual confesó en 1981. Argumentó: “No pude conseguir un closet lo suficientemente profundo”. Actualmente vive en Nueva York con su pareja, Ilana Kloss. Mérida, julio de 2021
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