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Cuba, en una lenta transición

Cuba, en una lenta transición

Rafael J. Ramos Vázquez (*)

Ernest Hemingway decía: “Mi mojito en la Bodeguita y mi daiquiri en la Floridita.”

Cuba, la isla más grande del Caribe, antes de la Revolución era un emporio turístico. Su capital, La Habana, una de las ciudades más bellas de América.

Con el arribo al poder del naciente sistema, el estado colapsa y la aplicación de la nueva doctrina se vuelve el factor que transforma la vida de la Isla. Muchos cubanos se ven en la necesidad de emigrar, dejando familiares y negocios.

¿Ha sido bueno el sistema? ¡La Historia lo juzgará! Que opinen los conocedores y quienes lo vivieron. El visitante no puede hacerlo.

El turista que conoció Cuba hace 20 años, cuando regresa hoy día visualiza un cambio, incluso en el ánimo de la gente, se nota el progreso, poco, lento, buchito a buchito, pero existente. La televisión, las redes y el internet han hecho su trabajo. La visión del isleño respecto al mundo se ha modificado.

Los cambios y la apertura hacia la inversión extranjera están rindiendo frutos. Un sinnúmero de edificios están en proceso de reconstrucción y el crecimiento de la hotelería es significativo.

Los cubanos votaron ahora por una nueva Constitución, moderna y más acorde con la realidad. Consagra la libertad de ideas, de credos religiosos, de libre tránsito por el territorio y salir al extranjero entre otras garantías para el ciudadano.

Los eslóganes, frases y fotos del fallecido Comandante, tan en boga durante su gobierno, lentamente van desapareciendo. Todos aspiran al cambio, esperan que sea pronto.La Isla ahora tiene carencias, muchas, pero hoy se ve mejor, a pesar de todas las restricciones que tienen. Hay algo que no se le puede quitar al ser humano, su espíritu de libertad y de progreso.

Abogado y empresario rafaelramos@sji.com.mx

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