Skip links

El contribuyente y el pago de impuestos

Punto de vista… política

Rafael J. Ramos Vázquez (*)

Ahora se están aprobando leyes muy severas para evitar la evasión tributaria. Consideran que así habrá más recaudación.

Sin embargo, el gobierno no se da cuenta de que el cumplimiento de las obligaciones fiscales está íntimamente relacionado con el sentir del contribuyente, de lo que el gobierno hace con los impuestos que recauda.

Es decir, si el causante sintiera que sus impuestos son correctamente empleados para beneficio de la sociedad, y la ciudadanía recibe los beneficios, el tributador pagará correctamente sus impuestos.

Pero si siente que lo recolectado sirve para mantener a gente improductiva, a través de programas populistas, y buena parte va a parar a los bolsillos de encumbrados políticos, la mentalidad del contribuyente es diferente, lógicamente piensa: “para que mi dinero se lo roben los políticos, mejor robo mi propio dinero a través del incumplimiento”.

Esa es la gran disyuntiva, el cumplimiento es un convencimiento del tributador de que su dinero es empleado correctamente por las autoridades; si no hay ese supuesto, el ciudadano evitará a toda costa y por todos los medios cumplir correctamente.

En otras palabras, si el gobierno manejase con trasparencia y pulcritud las arcas, el cumplimiento sería espontáneo, no habría necesidad de tanta persecución y terrorismo fiscal.

Las autoridades vigilan escrupulosamente al contribuyente pero el ciudadano no puede ni tiene los mecanismos para vigilar al gobierno; por eso hay las grandes acumulaciones de riqueza de los políticos, quienes presumen sin ningún pudor sus fortunas logradas al cobijo de la impunidad.

Todos los que generan un ingreso o tienen un negocio tienen un “socio” denominado Hacienda, a través de su brazo ejecutor, el SAT. Este socio tiene las siguientes características: no lo escogemos, es obligatorio. No invierte nada. Es un socio que cobra primero. Nunca trabaja, solo recibe. Es muy desconfiado, no cree lo que tributas y te revisa cuando quiere. Cuando el negocio necesita dinero, no aporta. Se lleva más de un tercio de la utilidad. Contablemente exige que trabajes por él, imponiendo la obligación que le proporciones toda la información para poder revisarte. No te rinde cuentas de lo que hace con el dinero que recauda.

Así, ¿cómo pueden exigir un cumplimiento correcto? Si el gobierno fuese honesto, el ciudadano sería igual. Las autoridades tienen que dar el ejemplo.— Mérida, Yucatán.

Return to top of page