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El dinero de programas sociales

Punto de Vista…política

Rafael J. Ramos Vázquez (*)

El gobierno federal en diversas épocas y momentos ha puesto en marcha todo tipo de programas sociales cuyas expectativas, en la mayoría de la veces, no han dado el resultado que se espera. Dilapidándose enormes cantidades de dinero en perjuicio de millones de contribuyentes cautivos, quienes son los que ingresan a las arcas esos fondos vía impuestos.

En la actualidad la Cuarta Transformación ha estado implementando varios proyectos de esa índole, para ayudar, según informa, a jóvenes y personas de la tercera edad, argumentando que son sectores vulnerables.

Tengo mis dudas, porque esos muchachos tienen padres cuya obligación es precisamente velar que sus vástagos sean ciudadanos útiles a la patria.

En cuanto a las personas mayores, aunque éstos no son motivo del análisis, tienen hijos que deben de cuidarlos y velar por ellos en caso de ser necesario, en reciprocidad a lo que recibieron de sus progenitores. En ambos casos las leyes correspondientes imponen esas obligaciones de manera recíproca.

Sin embargo, partamos de la buena fe del gobierno que desea apoyar a los jóvenes dándoles becas para que puedan estudiar y sumarse a la fuerza laboral. En ese contexto, sugiero que el dinero que se les entregue no sea de los impuestos de los contribuyentes, sino de los remanentes que tengan entidades de todos los mexicanos, como Pemex o Comisión Federal de Electricidad, entre otras, que son paraestatales realmente de los nacidos en el país y cuyos productos indebidamente el gobierno se ha apropiado y dispuesto como si fueran empresas de él, cosa totalmente equivocada, ya que esas instituciones son de todos nosotros.

En esa tesitura, sí, que esos excedentes puedan ser destinados a esquemas sociales como los que han señalado. Pero esos proyectos no deben ser barriles sin fondo, que no sepa la ciudadanía dónde va a parar el dinero.

Veamos, sugiero que esa ayuda no se dé discrecionalmente, sino que sea solicitada por el becario, especificando el destino que le dará al apoyo, y que el recurso que se otorgue a esos subvencionados sea con carácter devolutivo, considerando que todo lo que no cuesta, no se valora.

Para entregar el dinero propongo se le abra una cuenta bancaria donde esté perfectamente identificado con su Registro Federal de Contribuyente el favorecido económicamente, a fin de poder comprobar que el subsidio cumpla su cometido.

Así, todos los fondos que se le depositen, como provienen de paraestatales de los mexicanos y no tienen fines electoreros, deben de retornar tan pronto el beneficiario empiece a integrarse a la fuerza productiva. Esa devolución puede ir a un fideicomiso, para que éste a su vez siga otorgando a más gente esa asignación. El manejo de las becas debe de estar a cargo de ciudadanos, con la supervisión del gobierno o viceversa, para lo cual se integrarían comités en cada Estado para que después de un estudio y acreditar la necesidad de la media, se le otorgue al solicitante. El becado no podría desaparecer, ya que a través de su RFC o de su CURP, sería identificado inmediatamente cuando se integre a un trabajo o realice alguna actividad que requiera la intervención de Hacienda por medio del SAT.

Sugiero que todo el dinero que recibió el becario tenga el carácter de deuda fiscal y sea imprescriptible ya que es dinero de todos los mexicanos y efectivamente lo recibió.

Transparencia

Todo se puede hacer y cualquier ayuda puede ser otorgada, siempre con transparencia y que no se persigan fines inconfesables. De esa manera, el adolescente tendrá siempre presente que fue apoyado por México, no por el gobierno. Tendrá el orgullo de decir que no se lo regalaron, que como buen mexicano, lo devolvió.

Debemos procurar más ciudadanía y menos gobierno en las acciones colectivas. Un pensador italiano dijo: “Lamentablemente para la sociedad lo más peligroso y dañino, es el gobierno”.—Mérida, Yucatán.

Abogado y empresario

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