El rebelde de la generación
Punto de vista… tenis
Rafael J. Ramos Vázquez (*)
Existe un grupo de jóvenes talentos que desean tomar por asalto el liderazgo del deporte blanco, muchachos que van madurando y abriéndose paso en esa actividad que es demandante.
Dentro de esa pléyade está una estrella que empieza a brillar con luz propia: el ruso Daniil Medvedev. El moscovita de 24 años ha sido catalogado por hechos conflictivos en la cancha, como un “villano”, haciéndole compañía a Nick Kyrgios, un australiano con mucho talento, pero poca cabeza.
Daniil, sin embargo, ha sido multado varias veces por esas conductas. Afortunadamente ha rectificado y ofrecido disculpas por su comportamiento inadecuado, que le ha valido el perdón y aceptación de los fans.
Ese joven, una torre de 1.98 de estatura, de rostro adusto, catalogado como parte de la NextGen, en estos momentos es una realidad. Su mayor fortaleza es su juego desde el fondo del terreno acompañado de un potente revés a dos manos.
Es poseedor de un excelente servicio, fuerte y potente. Contraataca y tiene velocidad derivado de una movilidad rápida en las piernas. Cuando se concentra tiene fuerza mental y paciencia para esperar los errores del contrario.
Su punto débil, en mi opinión, es que no tiene juego en la red, muchas veces no controla su carácter, sus emociones le ganan y pierde la ecuanimidad y concentración. Esos han sido factores por donde se le han escapado varios triunfos y trofeos.
Sin embargo, el ruso tiene talento de sobra, y quizá lo de concentrarse y dominar su temperamento le pueda llegar con la maduración. Si lo hace, los triunfos vendrán por añadidura.
El año pasado tuvo un año de ensueño ganando 53 partidos y pasó a formar parte del “Top Ten”, junto con el griego Tsitsipas, el alemán Zverev y su compatriota Rublev, todos ellos integrantes de la nueva generación de tenistas menores de 24 años que quieren jubilar a las leyendas actuales.
Medvedev recientemente ganó el Master 1,000 de París, derrotando en la semifinal al canadiense Milos Raonic, y en la final venció al alemán Alexander Zverev después de perder el primer set, consolidándose como el número cuatro del mundo.
La afición debe seguir de cerca a ese jugador, que si mantiene el camino adecuado pasará, de ser un chico rebelde, a un tenista excepcional. Demos tiempo al tiempo y esperemos resultados. Su historial y récords están en sus inicios.
Abogado y empresario