El Santo Sudario, un enigma que ha llegado hasta nuestros días
Marcos (15:45-47) nos relata lo siguiente: “Informado por el centurión, Pilatos dio el cuerpo a José de Arimatea, el cual, habiendo comprado una sábana, lo bajó, lo envolvió en el sudario, lo depositó en el sepulcro tallado en la roca, y arrimó una loza a la puerta del sepulcro”.
¿Qué pasó con el Santo Sudario? Según la leyenda, en el siglo I Abgar rey de Edesa (en Turquía) al tocarla sanó de lepra, enfermedad mortal en esos tiempos, por lo que conservó la tela hasta que ésta pasó a Constantinopla, desde donde fue llevada por el templario Geoffroy Charnay a Francia.
Finalmente llegó a Turín, Italia, donde actualmente reposa.
La Sagrada Tela es el lino en el cual Jesús fue cubierto después de su muerte y antes de su resurrección. Se puede ver en el Síndone el cuerpo y manchas de sangre, el primero en color amarillo tenue, y las segundas en rojo.
La imagen tiene las manos cruzadas sobre el pubis y laceraciones semejantes a las que le fueron infligidas al Señor durante el Calvario. La figura sólo está en la superficie, las manchas atraviesan la tela y el cromatismo es más intenso en el rostro que en el cuerpo.
Fue en 1898, cuando el fotógrafo Secondo Pía realizó una sesión de fotografías a la mortaja, cuyas medidas son cuatro metros con treinta y seis centímetros por un metro con trece centímetros aproximadamente, y descubrió imágenes de un hombre de frente y de espaldas, con claras heridas.
Respecto a su autenticidad, hay muchas tesis y la Iglesia no ha afirmado ni negado la veracidad del Sudario.
Se han hecho pruebas, pero ninguna ha sido concluyente para emitir un veredicto certero; sin embargo, investigaciones efectuadas por doctos en la materia han inferido lo siguiente:
Las costuras de un lado de la Sábana son semejantes a telas encontradas en la fortaleza judía de Masada y datan del año 40 después de Cristo aproximadamente y polvo de piedra en cantidades microscópicas hallado en la mortaja son semejantes a tumbas encontradas en Jerusalén.
Pero no hay explicación científica para la imagen tan detallada que se ve en la Sagrada Tela y, concluyen, la imagen no fue elaborada por un pintor, es producto de un misterio.
Definitivamente ciencia y fe son dos palabras que difícilmente estén de acuerdo en muchos acontecimientos que asombran al mundo. Un hecho es irrefutable, el Santo Sudario es la única obra en la historia de la humanidad que contiene la imagen de Jesús, nuestro Señor.