Fidel, ante el juicio de la Historia
Es uno de los políticos más controvertidos de la Historia, llegó al poder tras una revolución. Fue abogado, guerrillero y autócrata, es una figura singular, su imagen provoca simpatía o un rechazo violento.
Creó un culto a su personalidad enfermizo, se caracterizó por sus largos discursos; su actuación prolongada en el ejercicio del gobierno cambió radicalmente la vida de su país: la isla de Cuba. Su nombre: Fidel Alejandro Castro Ruz, para el mundo Fidel Castro y coloquialmente conocido simplemente como Fidel.
El “Comandante” era carismático, culto, buen orador, pero sobre todo muy inteligente; supo rodearse en su momento de gente valiosa gracias a la cual la Revolución fue un éxito, y se deshizo de sus colaboradores cuando consideró que le estorbaban, a excepción de su hermano Raúl.
Se dice que nunca participó en ningún combate y jamás disparó un rifle durante el proceso revolucionario.
Faltó a su palabra
En 1957, tiempo antes de la victoria final, firmó el Manifiesto de la Sierra Maestra, en el cual se comprometía a realizar elecciones para todos los cargos y entregar el poder a quienes resultaran electos. Al triunfo de la Revolución, ese documento no se cumplió.
Ya instalado en la presidencia, realizó una política controvertida, nacionalizando empresas, expropiando la propiedad privada y centralizando la economía en el gobierno, convirtiendo a Cuba en el primer país socialista de América.
Para sostenerse en el poder creó el Sistema de Vigilancia Colectiva, instalando Comités de Defensa, cuyo único fin era denunciar a los enemigos de la revolución, es decir a sus discrepantes.
Fundó el Partido Comunista de Cuba, asociación única por medio del cual controló todos los cargos. Lentamente se convirtió en un dictador férreo, suprimiendo los derechos individuales, como la libertad de expresión, la seguridad jurídica, y otras, hasta convertir a los cubanos en un pueblo sometido y sin esperanza.
A su muerte después de casi 50 años de hegemonía, Cuba es una nación pobre con muchas carencias.
Antes de la Revolución, en 1953 en un juicio que se le siguió en los tribunales cubanos, fue condenado y cuando se le leyó la sentencia exclamó: “¡La Historia me absolverá!”. Hoy, años después de su fallecimiento, la Historia ¿lo condena o absuelve? Usted lector, ¿qué opina?
Abogado y empresario. WhatsApp: 9999-00-00-44.