Skip links

Islandia, la tierra del hielo

La naturaleza lo ubicó en el Océano Atlántico, entre los continentes de América y Europa. Es un lugar con deslumbrante naturaleza, lleno de montañas y glaciares, de gente amable y sencilla que ve al turista como amigo y se esfuerza para que el visitante se sienta cómodo.

Es una isla con poca población, pero altamente educada, siendo uno de los países con mayor número de lectores per cápita.

Me refiero a Islandia, un territorio donde hay gran cantidad de bellezas y se puede admirar en toda su dimensión la obra del Creador al visitar cada sitio de esa fascinante ínsula.

Desde Nueva York, el grupo arribó a Reikiavik, la metrópoli, donde nos esperaba Ernesto, un guía español que trabaja y vive en la isla, quien se hizo cargo de la conducción de la excursión, y realizó el recorrido por los principales atractivos turísticos.

Reikiavik, la capital, es la ciudad más al norte del mundo, una urbe pequeña con todas las comodidades de primer nivel, en sus calles principales abundan mesones, tabernas, tiendas, bares, hoteles boutique, todo distribuido con exquisito buen gusto, que la hacen atractiva e interesante.

Vale la pena andar por sus bulevares. En ese país el efectivo circula en pocas cantidades, ya que todo se puede pagar con tarjetas bancarias, desde un café hasta el vino más fino.

En los restaurantes o lugares de servicio no aceptan propina, esa costumbre muy americana no aplica para los islandeses. El paseo se realizó en autobús con el ibérico de líder.

Se recorrió un itinerario completo, siendo las principales atracciones las siguientes: la playa de los diamantes, un terreno donde desemboca un río que nace en los glaciares y arrastra enormes pedazos de hielo, muchos de los cuales permanecen en la playa y por el brillo de sus colores propios o por el reflejo del Sol parecen inmensas gemas regadas en la arena.

En ese delta se puede admirar la manera en cómo los enormes fragmentos congelados luchan por internarse en el mar y cómo la fuerza de éste intenta rechazarlos. Sin duda, la naturaleza en todo su esplendor.

Por las condiciones térmicas del subsuelo, existen fuentes termales llamadas géiseres, palabra que significa “brote” o “erupción”. El más visitado es el denominado Strokkur, un manantial de agua hirviendo que emerge de las profundidades de la tierra cada seis minutos aproximadamente y se eleva por los aires hasta 30 metros, todo un espectáculo.

Por los deshielos se forman saltos de agua de diversos tamaños y características, el más bello es la cascada Skógafoss, que el turista puede pasear en su interior, resulta realmente emocionante su recorrido.

En otro artículo seguiremos comentando bellezas de Islandia. A los lectores: les deseo una feliz Navidad y próspero Año Nuevo. Retorno en febrero.

Abogado y empresario. WhatsApp: 9999-00-00-44.

Return to top of page