Jackie Robinson, el inmortal número 42
El racismo es una ideología que declara la supremacía de una etnia sobre otra.
Estados Unidos fue un país segregacionista desde su fundación. Después de la abolición de la esclavitud, todavía se mantuvo una discriminación férrea que con el paso del tiempo ha ido disminuyendo.
Una de las barreras más difíciles de derribar fue el apartheid en el béisbol de las Grandes Ligas, pues existía un circuito denominado “Negro Leagues”, donde los peloteros de color jugaban, y las Ligas Mayores, reservada para los blancos.
Pero Branch Rickey, presidente de los Dodgers de Brooklyn, decide contratar a un jugador que hace su debut el 15 de abril de 1947. Su nombre: Jack Roosevelt Robinson, que sería conocido como Jackie Robinson, un negro nieto de esclavos, quien durante diez temporadas que duró su carrera fue un símbolo de la lucha contra el racismo.
Este jugador, a quien le fue asignado el número 42, no fue el mejor jugador de la Gran Carpa, pero marcó un antes y un después al romper la barrera de color y convertirse en el primer negro que jugó en las Mayores, hasta aquel momento reservada únicamente para gente blanca. En un principio encontró un ambiente hostil, tanto dentro como fuera del campo, recibiendo toda clase de insultos, adjetivos racistas, amenazas, desprecios, varios lanzadores contrarios le tiraban intencionalmente a la cabeza o al cuerpo, algunos receptores le escupían sus zapatos, los aficionados tiraban gatos negros o bananos al campo, entre otras acciones. Soportó todo estoicamente, llevando al límite su paciencia.
Robinson jugó con los Dodgers cuando éstos tenían su sede en Brooklyn, en el estadio Ebbets Field. En el campo tiraba y bateaba a la derecha; talentoso, buen bate, excelente corredor de bases, jugo varias posiciones, pero donde mejor se desempeñó fue como segunda base.
Con el paso del tiempo se ganó el respeto de sus contrarios, de la afición y de sus compañeros.
En su primera temporada fue nombrado Novato del Año y dos años después es designado el Jugador Más Valioso. Durante su carrera con los Esquivadores llegó seis veces a la Serie Mundial, ganando una sola vez. Al retirarse dejó un porcentaje de bateo de por vida de .312, con 19 robos del plato y 137 cuadrangulares, números nada impresionantes. Lo que hace inmortal a ese pelotero es que fue el primer jugador que derribó la barrera del color y abrió la puerta a muchísimos jugadores de ébano. Fue el primer negro en entrar al Salón de la Fama y en 1972 su equipo retiró su guarismo 42. Tiempo después el Comisionado decreta que todos los equipos de las Ligas Mayores lo retiren y quienes lo portaban al momento de emitir la llamada “Regla del Abuelo”, lo siguieran usando hasta su retiro. Mariano Rivera fue el último en llevar en sus dorsales ese número. Robinson tiene un mérito enorme: haber bateado al racismo. Mérida, abril de 2024