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Kyrgios, un talento desperdiciado

Mirar a ese tenista desplazarse en la cancha es disfrutar el talento y la belleza de su juego. Es un atleta con grandes facultades y recursos, posee aptitudes innatas que dejan al espectador maravillado por su estilo y tiene habilidades suficientes para estar en la cumbre del deporte de la raqueta.

Es Nicholas Hilmy Kyrgios, un australiano nacido en Camberra, con 27 años y 1.93 metros de estatura, en cuyas venas corre sangre griega y malaya. En el tenis es conocido como simplemente como Nick Kyrgios.

Nick posee un juego agresivo y fuerte servicio. A mi criterio, su mejor arma es un vigoroso golpe de derecha y un revés consistente y demoledor, sumado a unas piernas ágiles y un talento natural excepcional.

Fuera de serie, pero…

Los críticos han señalado que es un deportista fuera de serie. Sin embargo, como algunos genios, es inconsistente, rebelde, no sigue los convencionalismos y es poco respetuoso de las reglas.

Durante su carrera ha estado involucrado en sinnúmero de controversias, multado o suspendido por conducta antideportiva, por usar lenguaje soez, lanzar sillas a la cancha, romper raquetas en actos de frustración, denostar a los aficionados e inclusive insultar a sus oponentes o agredirlos lanzándoles pelotas hacia el cuerpo durante el encuentro, contraviniendo una norma no escrita del deporte blanco: nunca dirigir intencionalmente la contestación a la anatomía del adversario.

Su mal genio no lo puede controlar. El australiano, a pesar de poseer una capacidad tenística como pocos, ha estado sin instructor debido a su indisciplina: nadie quiere dirigirlo.

No entrena lo suficiente y durante torneos importantes se le ha visto en discotecas hasta altas horas de la noche, tendiendo programado partidos para la mañana siguiente. Es un descontrol total.

Es una lástima que Kyrgios desperdicie sus cualidades deportivas, que son muchas.

Lamentablemente el ingenio, ese don que la naturaleza le concedió, hasta ahora, lo ha tirado por la borda, en lugar de concentrarse, trabajar y ser disciplinado.

Si esa fuera su actitud estaría en la cumbre. Considero que Nick tiene destreza nata, ese don o milagro que el Creador le otorgó, pero es necesario que esa cualidad especial que posee sea incrementada y perfeccionada a través de un trabajo fuerte y sistemático.

De no ser así, no hay talento que dure. Nick Kyrgios, creemos, está a tiempo de corregir el camino equivocado y aspirar al sitio más alto de la ATP. Sólo él tiene la palabra. Mérida, junio de 2022

Rafael J. Ramos Vázquez 

Abogado y empresarioWhatsApp. 9999-00-00-44

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