La supremacía del tenis dividida en 3 superficies
Nadal, Federer y Djokovic, amos del universo de la raqueta
Por Rafael José Ramos Vázquez (*)
El tenis, de ser un juego aristocrático, practicado por una minoría, actualmente es a nivel mundial el cuarto deporte más popular, sin perder su categoría y glamour.
No creo que en el mundo tenístico se vuelva a dar esta circunstancia, que tres jugadores ganen cincuenta y un Grand Slams en conjunto. Hablamos de Roger Federer, Rafael Nadal y Novak Djokovic, quienes tienen en sus alforjas 20, 17 y 14 títulos, respectivamente. Han dominado durante casi tres lustros años el universo de la raqueta.
¿Quién es mejor?
Es una pregunta que tiene más de una respuesta, dependiendo del crítico y las circunstancias que se tomen en cuenta para hacer la evaluación. La generación que les seguía a estos tres grandes nunca brilló, no la dejaron, y los jóvenes que vienen pisando fuerte, son dos generaciones detrás.
Sin embargo, hay un hecho que debemos tomar en cuenta en este hermoso deporte: la superficie. El terreno en donde se juega no es el mismo y podemos decir que cada quien es grande en un tipo de cancha. Analicemos esta situación, independientemente de las características propias del jugador.
Existen varios géneros de suelos, pero haremos hincapié en tres: pasto, tierra y cemento. Con este hecho podemos señalar que hay variación en las diferentes superficies y es difícil que un jugador que domine una sea tan bueno en otra.
Césped: es la superficie original. Sus principales características son que es rápida y de bote irregular. La pelota generalmente cambia de altura y dirección. La temporada de césped es la más corta del circuito internacional, sin embargo el torneo emblema desde los inicios de este deporte, por elegante, clásico y glamoroso, es Wimbledon, el tercer Grand Slam del año. Tiene desde su inicio este tipo de suelo. La tendencia a largo plazo es que quizá, con excepción del torneo inglés y alrededores, tienda a desaparecer porque el mantenimiento y cuidado de la cancha es demandante y no se puede estar jugando constantemente en un mismo estadio, es necesario dejar reposar el pasto. En esta superficie el jugador dominante es el suizo Roger Federer. Su juego es perfecto para el pasto, tiene un saque bastante fuerte y una buena volea. Es el máximo ganador del certamen, con ocho.
Arcilla: es, duda, la más demandante. La tierra batida es difícil y exigente, el jugador requiere más precisión, potencia, fortaleza y necesita más fuerza mental. En polvo el juego es lento, la pelota bota más alto y permite más posibilidades de un juego largo, de un mayor intercambio de golpes y el punto dura más por la mayor cantidad de pases. En este tipo de cancha los grandes sacadores con potentes servicios no funcionan como en otras superficies.
En este contexto, los jugadores de fondo con golpeo potente y preciso son los que tienen ventaja, pero esas características la poseen pocos tenistas. Por eso en la actualidad a los jóvenes se les hace complicado jugar en tierra batida. Son más propensos a los espacios sintéticos, de saques potentes e intercambios cortos. Entre mayo y junio se juega el segundo Grand Slam, el prestigioso Abierto de Francia, único en polvo de ladrillo, y se pone en disputa el trofeo de plata de los Mosqueteros. Aquí el jugador líder es el español Rafael Nadal, poseedor del récord de ganar once veces este torneo.
Cemento: las canchas con áreas duras, son las más comunes, son más rápidas que la arcilla, pero más lentas que el césped, y podemos situarlas como intermedias. Es un piso que incrementa las lesiones en los jugadores. Tienen como ventaja que necesitan poco mantenimiento y a eso se debe el crecimiento de ellas. Australia y Estados Unidos, patrocinadores de los respectivos abiertos, poseen esta superficie.
El rey en este tipo de suelo es el serbio Novak Djokovic, quien ha ganado diez torneos en cemento, incluyendo el que terminó el domingo pasado en Flushing Meadows.
Podemos concluir: la superficie más ardua la tiene el Abierto de Francia. Es dura y exigente y el torneo más difícil de obtener. Los puristas de este deporte podrían decir que en polvo de ladrillo se juega el verdadero tenis y donde el jugador se exige al máximo. Por eso Roland Garrós es la tierra roja, batida, hecha tenis.— Mérida, Yucatán