Los príncipes de la Iglesia Católica
Punto de Vista … religión
Rafael J. Ramos Vázquez(*)
No existe ese título en las Sagradas Escrituras, sin embargo es la investidura más alta que concede el Papa. Me refiero al Cardenalato, es un nombramiento honorífico y vitalicio. La púrpura cardenalicia se confiere al elegido en un Consistorio, palabra proveniente del latín, significa “lugar de reunión”.
En la antigüedad los emperadores romanos celebraban esos consejos para tratar los asuntos más importantes del Imperio, quedando por analogía ese término para los temas de la Iglesia.
La tradición general actual es que un obispo sea nombrado cardenal, los requisitos principales son: ser varón y elegido por el sucesor de Pedro, a partir de ese momento recibe el tratamiento de Eminencia.
Para la Iglesia el título pasa a formar parte de su nombre: si se llama Jorge Mario Bergoglio será Jorge Mario Cardenal Bergoglio.
El color púrpura característico de su vestimenta, significa morir por su fe. Cada cardenal en el Consistorio de su nominación recibe del Santo Padre un anillo, birreta, es un bonete cuadrangular usado por los clérigos con una borla del mismo color, roja para los cardenales, morada para los obispos y negra para los sacerdotes; solideo y el capelo, sombrero rojo insignia del Cardenalato, además le dan la titularidad de una iglesia de Roma, como símbolo de su compromiso con el Papa.
Colegio Cardenalicio
Todos los purpurados juntos forman el Colegio Cardenalicio, cuya misión más importante es la elección del Sumo Pontífice.
Los príncipes pueden o no, ser electores dependiendo de su edad, si son menores de ochenta años pueden votar; si son mayores no, muchos de ellos nunca ostentaron la calidad de electores, pues fueron nombrados después de haber cumplido la edad reglamentaria, pero todos pueden ser electos para el papado.
Cuando el Sacro Colegio se reúne para elegir al Papa se denomina cónclave. Como dato, Pablo VI nombró a 143 cardenales durante su pontificado, tres de los cuales fueron papas: Karol Wojtyla, Albino Luciani y Josep Ratzinger. Juan Pablo II designó a 231 purpurados, hasta ahora sólo uno de ellos ha llegado a la Silla de Pedro, Jorge Mario Bergoglio.
En meses pasados, para orgullo de México Felipe Arizmendi Esquivel, obispo emérito de San Cristóbal de las Casas, recibió de manos del Santo Padre su nombramiento.
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