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Manuel Alejandro, un genio

El talento y la inspiración son dones que el Creador otorga a determinados hombres sin explicación o motivo alguno y éstos lo expresan al mundo a través de sus obras.

Si a alguien amante de la música le preguntas quién es Manuel Álvarez Beigbeder Pérez, seguro que pocos podrán identificar ese nombre. Ese español es conocido internacionalmente por su seudónimo, Manuel Alejandro, y es el maestro de música más famoso y laureado de habla hispana.

Tiene en su repertorio más de 600 canciones registradas, de las cuales el 80% aproximadamente son conocidas en todo el mundo. Muchas voces famosas lo interpretan y el género musical que engloba es la balada moderna.

La letra de todas sus canciones es sencilla, con mensaje, elegantes y fáciles de recordar, muchos críticos lo llaman el Mozart de la música popular.

Su estilo es sobrio, romántico, hace de cada melodía un poema musicalizado. Entrelaza las palabras en sus escritos con tal belleza y armonía que la composición se convierte en una obra de arte y un éxito casi inmediato.

“Yo soy aquél”

De joven, deambuló por el mundo artístico, con varias canciones en las manos, sin obtener respaldo ni reconocimiento.

De pronto, en los años 70, la suerte cambia, conoce a un joven de nombre Raphael, a quien le da para que interprete una melodía que había compuesto para su amada, el título de esa balada: “Yo soy aquél”. A partir de ese momento el éxito se vuelve su compañero y se convierte en el compositor de cabecera del “Divo de Linares”, para quien compone melodías como “Cierro mis ojos”, “Cuando tú no estás”, “Estuve enamorado” y muchas más.

Posteriormente, intérpretes afamados como José Luis Rodríguez, José José, Julio Iglesias, Rocío Jurado, Emmanuel, Luis Miguel, Jeanette y otros más cantaron sus melodías.

Manuel Alejandro, a pesar de la fama, fue un hombre sencillo, alejado de los reflectores, haciendo lo que era su vida, componer canciones.

Su amada Parker dorada

En una entrevista realizada para la televisión señaló que no le gustaba que lo llamaran compositor, que prefirió el término “escribidor”, y comentó que todas sus canciones las había escrito con la misma pluma, una Parker dorada. Se le perdió dos veces, una en un hotel, donde el gerente llamó a todo el personal y dijo que estaban todos despedidos si no aparecía la pluma, y apareció.

La segunda en Miami, en casa de Julio Iglesias, estando caminando en el muelle de la mansión se le cae el estilógrafo y se va por una rendija que hay entre madera y madera. Se lo comunicó a Julio y éste contrató un equipo de buzos, que trabajaron hasta que la encontraron.

Manuel Alejandro ha aportado al mundo un acervo musical impresionante. Su genio melódico será una luz que iluminará el firmamento musical eternamente.

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