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No a las drogas

Un deporte limpio y sano

Rafael José Ramos Vázquez

El deporte limpio con el fin de lograr la excelencia: ¿es real o ficticio?

En las rivalidades deportivas la competencia debe ser justa, inmaculada y equitativa. Todos los atletas que toman parte en un evento deben estar en las mismas condiciones, para que el axioma “que gane el mejor”, se cumpla. En un principio esta actividad era que el atleta compitiera dando su mejor esfuerzo y ganara.

Con el paso del tiempo este ciclo se fue transformando y en la actualidad al deportista no se le exige competir, sino ganar a como dé lugar, se privilegia el éxito por encima de cualquier cosa, ya que el triunfo significa dinero, reconocimiento, éxito, etcétera. Ahora el deporte está más ligado al dinero y se aleja de la pureza, de la ética.

A eso se debe que personas sanas se inoculan sustancias extrañas en el cuerpo para obtener artificialmente metas que en condiciones normales no podrían obtener. A eso se llama coloquialmente dopaje. Se ha perdido la esencia del deporte, que era precisamente que el competidor alcance el máximo de sus facultades y con ello lograr el triunfo.

¿A qué se debe el uso del dopaje, ya desmedido?

A mi criterio es, porque el deporte es básicamente estrategia, y en la actualidad las técnicas que usan los competidores ya están muy parejas, es decir, están todos llegando al máximo de sus facultades y buscan ese “extra”, que la naturaleza, el entrenamiento y la disciplina no pueden proporcionar.

Así, se ve que los nadadores se rasuran el cuerpo para tener menos resistencia al agua, o se enfundan trajes que son hechos de materiales que hacen un desplazamiento más rápido, todo eso para ganar milésimas de segundo, que pueden ser la diferencia entre el primero y último lugares. Se trata de tener ventaja respecto de los demás adversarios.

Por eso en muchas ocasiones el entrenador o el propio atleta empiezan a utilizar métodos o sustancias prohibidas para alcanzar ese nivel que lo ponga por encima de los otros. En un principio, la persona que las usa comienza a notar mejoría en su rendimiento, sin darse cuenta que al final los efectos son devastadores, ya sea a mediano o largo plazo, e inclusive puede venir la muerte en el atleta.

Entrenar correctamente es lo adecuado. Nada, absolutamente nada, se consigue fácilmente. Los deportistas deben entender que sólo la constancia, el esfuerzo, la dedicación y una vida disciplinada son los conductos correctos para alcanzar óptimos resultados y obtener la excelencia. Cualquier otro camino, es inadecuado.

Un atleta debe ser un modelo de persona, tanto en su vida privada como en su actividad deportiva. Los ojos de los niños y jóvenes están sobre ellos, por eso debe de ser un ejemplo a seguir.

En las competencias en general se deben conservar tres postulados fundamentales: la salud del atleta, igualdad en los eventos y aplicación de valores éticos. El deporte debe ser sin trampas, limpio, puro, para que los atletas cumplan la sentencia deportiva: “Mente sana en cuerpo sano”.— Mérida, Yucatán

rafaelramos@sji.com.mx

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