Récord de récords
Récord de récords
Cal Ripken, el “Hombre de Hierro”
Rafael José Ramos Vázquez (*)
Los récords se establecen para ser superados. Es la ley de cualquier deporte. Unos son efímeros y otros duran muchos años, pero hay algunos que parecen imposibles de superar.
Cuando el mánager, en compañía del coach, caminaron hacia el plato para estrechar la mano del piloto contrario y entregar la alineación del equipo al ampáyer principal, en ese momento se escribía el final de una plusmarca que empezó 16 años antes.
El protagonista había decidido concluir por voluntad propia esa hazaña. Su nombre no aparecía por primera vez en el orden al bate, algo que nadie esperaba.
Él mismo contemplaba desde la banca la terminación de la racha más asombrosa del béisbol: 2,632 juegos consecutivos sin fallar uno solo. El autor de esa epopeya deportiva era Calvin Edwin Ripken Jr. En el mundo beisbolístico: Cal Ripken Jr.
Para jugar en el mejor béisbol del mundo se necesita estar siempre en condiciones óptimas, pues todos quieren el lugar que ocupas, hay mucha competencia, lo cual motiva a dar cada día lo mejor. El nivel de juego es extremo.
Cal siempre fue jugador de cuadro y la posición en que abrió su carrera era la de parador en corto, aunque la terminó jugando como tercera base.
Fue leal a su equipo, los Orioles de Baltimore, donde jugó 21 años, toda su carrera. Tiene el récord de 15 temporadas al hilo disputando todos los partidos.
Bateador derecho, portó siempre el número 8 en su uniforme y jugó ininterrumpidamente del 30 de mayo de 1982 al 19 de septiembre de 1998, para implantar la marca que comentamos.
Con su proeza había superado a un grande de la Gran Carpa, Lou Gehrig, el “Caballo de Hierro”, quien jugó consecutivamente 2,130 juegos, hasta que una enfermedad lo obligó a dejar el deporte de sus amores (el domingo pasado fue su aniversario luctuoso).
El récord implantado por el yanqui duró 56 años, hasta que Cal lo superó. A Ripken le llamaban el “Hombre de Hierro”. Es decir estos dos hombres estaban hechos del mismo metal de otra forma, imposible.
Pasarán muchos años para que la nueva gesta sea superada. Hoy los jugadores están más preocupados por sus salarios y su persona que por salir al campo a darlo todo todos los días.
Para imponer esa hombrada el oriol necesitó constancia, tenacidad y perseverancia, además de una voluntad inquebrantable y continua para realizar la hazaña y alcanzar la meta, a pesar de las dificultades.
La odisea de Cal Ripken, en la actualidad la considero imposible de superar, cuando menos en los próximos cincuenta años.
Hoy por hoy no hay nadie que se acerque ni remotamente. Veamos, como alguien dijo: Para verdades el tiempo y para justicia Dios.— Mérida, junio de 2019.