Sandy Koufax, un lanzador de otro planeta
Punto de vista… béisbol
Rafael J. Ramos Vázquez (*)
Después de haber analizado las estadísticas de varios lanzadores en la Gran Carpa, concluyo que uno de los mejores, por no decir el mejor, es un neoyorquino, nacido en el año 35 del siglo pasado: su nombre Sandy Koufax.
Si ese serpentinero de brazo equivocado hubiera estado sano y hubiera lanzado durante quince o más años, todos los récords que actualmente poseen los serpentineros, estoy seguro que serían de él, sin duda.
Analizaré algunos datos y anécdotas para que el lector pueda apreciar el maravilloso brazo que tuvo y del cual salieron muchas hazañas inalcanzables, que en la actualidad parecen surgidas de un cuento de hadas. Veamos a qué me refiero…
Si bien es cierto que ese lanzador estuvo en las Grandes Ligas por 12 años, la primera mitad fue de altibajos e inconsistencias, lo mismo lo ponían de abridor que de relevista. Eso fue desde su debut en 1955 hasta 1960, lo que desencadenó que pidiera su cambio a otro equipo para lanzar constantemente. La situación que hizo recapacitar a los directivos y en sus últimos seis años, a partir de 1961, lanza de manera regular y potente, y su grandeza es apreciada en todo su esplendor.
En esa temporada rompe el récord de anestesiados en la Liga Nacional con 269. En 1962 lanza su primer juego sin hit, y en el calendario próximo (1963) consigue su segunda joya sin hit y gana la Triple Corona (lideratos en efectividad, triunfos y ponches), todo esto adornado con 11 blanqueadas. También obtiene el Cy Young de forma unánime.
Los Dodgers van a la Serie Mundial contra los Yanquis y los derrotan. Koufax establece una marca de 15 ponchados en un juego de ese Clásico de Otoño. En el año 64 logra su tercer juego sin hit, pero lamentablemente le diagnostican artritis traumática, aunque continúa lanzando.
En 1965 gana nuevamente la Triple Corona y establece un récord de anestesiados, que actualmente se conserva en la Liga Nacional, con 382. Ese récord solo es superado por Nolan Ryan, en la Liga Americana, por uno.
Durante su carrera de 12 años, lanzó 137 juegos completos con 40 blanqueadas y ganó tres veces Cy Young en forma unánime, lo que tiene mayor mérito pues en su tiempo ese reconocimiento solo se otorgaba a un serpentinero en ambas ligas, fue al año siguiente de su retiro (1967) que se empezó a dar en cada Liga.
Sandy lanzó en una época en donde no se contaban los lanzamientos de un pícher como se hace en la actualidad. Koufax era un serpentinero excepcional cuya precisión y velocidad parecían de otro planeta. Se decía jocosamente que cuando se enfrentaban a Koufax deberían ser cuatro strikes y no tres para poncharse.
Willie Mays, un grande entre los grandes, comentó: “Sandy me ponchaba y yo sabía el lanzamiento que iba a utilizar, pero aún así no le podía dar”, y recalcaba también: “No puedes pegarle a algo que no ves”.
En sus últimos dos años lanzó 27 juegos completos en cada temporada. El palmarés del astro dodger es impresionante: en sus últimos seis años de lanzador tuvo cinco títulos de efectividad, tres Cy Young, tres Triples Coronas, tres campeonatos de Serie Mundial, en las cuales fue dos veces el Jugador Más Valioso; cuatro juegos sin hit ni carrera (uno perfecto)
¿Alguien tiene duda de la grandeza de ese lanzador?
El número 32 que portó en su uniforme fue retirado y a los 36 años fue decretado inquilino del Salón de la Fama. La estrella angelina fue el serpentinero más dominante de su época, sus números lo avalan. No creo que el destino nos permita ver en la actualidad un fenómeno como Sandy Koufax. Mérida, septiembre de 2021