Secretos de la monarquía: Juan Carlos I, una anécdota de juventud
Su vida no ha sido un cuento de hadas, sino una historia de reyes. Fue un monarca polémico, carismático, amado o criticado por su pueblo.
Durante 39 años que duró su reinado fue un factor importante para la transición del régimen de Francisco Franco, su predecesor, a una monarquía parlamentaria, más relajada, donde su poder es regulado por el legislativo, llamado parlamento.
Nuestro personaje es Juan Carlos Alfonso Víctor María de Borbón y Borbón, el rey Juan Carlos I.
Nació en Roma, Italia, y fue hasta los 10 años cuando por vez primera, a solicitud del dictador, visita España.
En su niñez, el futuro rey tuvo dislexia y problemas de concentración, que con los cuidados debidos pudo superar.
Él, de acuerdo a las leyes monárquicas, no debía subir al trono, sino su padre Juan de Borbón, hijo tercero de Alfonso XIII. Pero Franco tenía otros planes, además don Juan no era de su agrado, acordando ambos que sería Juan Carlos el sucesor, pidiendo Franco que el futuro rey fuese a España para recibir la educación adecuada para el desempeño de su futura función.
Con el tiempo, haciendo caso omiso de la Ley de Sucesiones, el Generalísimo lo designa heredero al trono.
En la juventud de Juan Carlos existe una anécdota debidamente documentada, la cual es la siguiente: corría el mes de marzo de 1956, la familia se encontraba en Estoril, Portugal; era de noche y antes de la cena Juan Carlos y su hermano menor Alfonso estaban solos en una habitación jugando una pistola calibre .22.
De pronto se escuchó una detonación, el padre de ambos corrió a la recámara y al entrar a la alcoba vio a su hijo Alfonso con un balazo en la cabeza, sangrando, moribundo, falleciendo a consecuencia de la herida.
Versión oficial
Al poner a Franco en conocimiento de los hechos, se emitió la versión oficial: en un infortunio, al limpiar su revolver el joven Alfonso se disparó accidentalmente en la cabeza, muriendo por la herida. La prensa respaldó el informe emitido por las autoridades.
Don Juan, el padre, arrojó la pistola al mar y después del entierro dijo: “Ningún policía puede examinar el arma, ningún juez investigar los hechos, ningún médico examinar el cadáver, lo que ocurrió en esa habitación solo lo sabe Juan Carlos”. Cuántos secretos guarda la monarquía.
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