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Steffi Graf, la reina del Grand Slam

Punto de vista… Tenis

Por Rafael José Ramos Vázquez (*)

Un brazo de hierro, la disciplina y fortaleza propias de su origen teutón, hicieron grande a esa chica de cabello rubio, ojos azules y espigada, que la prensa internacional designó por sus logros con la raqueta, la “Mejor jugadora del siglo XX”.

Stefanie María Graf, para la afición al tenis Steffi Graf, desde temprana edad demostró su facilidad y talento para el tenis. Su padre construyó en su casa tres canchas: con superficies de pasto, tierra y cemento, para que su hija entrenara, lo que aunado a su habilidad natural, sus muchas horas de entrenamiento hasta alcanzar casi la perfección, hicieran de ella una deportista fuera de serie.

Empieza a jugar profesionalmente con tan sólo 13 años de edad, y fue considerada una niña prodigio en ese deporte. Steffi, poseedora de una mano diestra férrea, desarrolló un juego elegante, basado en un magnífico primer servicio, potente; un golpe de derecha fuerte, preciso, su mejor arma; un juego de piernas con una rapidez impresionante que le permitía jugar en el fondo de la línea y correr hacia la red magistralmente, contestando con un revés a una mano cortado que dejaba impotente al contrario.

En síntesis, Steffi tenía una técnica depurada y excelsa, con gran variedad de golpes aunado a un juego en conjunto extraordinario y una fuerza mental característica de los grandes tenistas, todo eso, contribuyó a que probablemente sea la mejor jugadora del deporte blanco, técnicamente hablando; fue una tenista que dominaba todas las superficies. Sus récords son impresionantes: de las 31 finales de Grand Slams en las cuales participó, ganó 22, siendo la única tenista que ha levantado el trofeo cuatro veces cuando menos en cada uno de los grandes torneos.

Su palmarés de por vida es 900 victorias a cambio de 115 derrotas y conquistó 107 títulos individuales.

Durante ocho años terminó como la número uno de la WTA. La temporada de 1988 fue de ensueño, ya que conquistó el Golden Slam, una mención de honor que se concede al jugador cuando en un mismo año obtiene los cuatro grandes y además se coloca en el cuello la medalla de oro en los Juegos Olímpicos. La germana es la primera y única jugadora que lo ha logrado.

En 1999, a los 30 años, siendo la número tres, y después de 17 años en las canchas, se retira. Al hacerlo declaró a los medios: “He hecho todo lo que quería en el deporte, he perdido la alegría de competir, no tengo la ilusión por jugar al tenis. Este sentimiento no lo había experimentado nunca”.

Steffi lo consiguió todo en las canchas, tal vez demasiado pronto.

Su vida después del retiro fue especial.

Una mujer tímida, reservada en su vida privada fuera de las canchas, conoció a Andre Agassi, compañero de profesión, con quien formaliza su relación y contraen nupcias en el año 2001, en una ceremonia a la que únicamente asistieron cinco personas: los contrayentes, el juez y la madre de cada uno. Establecieron su residencia en Las Vegas, donde actualmente viven alejados ambos de la prensa y los reflectores. Tienen una pareja de hijos, Jaden Gil, el grande, que es cotizado beisbolista amateur, y la pequeña Jaz Elle.

A la germana el tenis le dio todo: fama, récords, fortuna, familia, un matrimonio sólido que aún conserva después de casi 20 años. Algo difícil de lograr entre celebridades. Es decir, tiene la felicidad y equilibrio emocional que le permiten una vida de bienestar.

No cabe duda: Steffi Graf no sólo fue una grande del tenis, sino que triunfó también en la vida. Después de retirada y fuera de las canchas consiguió su mejor Golden Slam: una vida en paz y armonía. Mérida, Yucatán, octubre de 2020

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