Tradición judía: el matrimonio
Punto de Vista… Religión
Rafael J. Ramos Vázquez(*)
Uno de los elementos que fortalecen a los pueblos son sus tradiciones.
El Génesis dice: “no es bueno que el hombre esté solo”. Según el judaísmo, desde el nacimiento están destinados al desposorio, cuando nacen al darle nombre al niño, añaden la frase —para el matrimonio y las buenas acciones—.
Para ese dogma los esponsales es la unión básica de un hombre y una mujer, dejan de ser dos almas divididas y se convierten en una sola, con ese vínculo la pareja se completa y complementa, es la consolidación de un amor que busca la conservación de sus raíces y la preservación de un pueblo, el judío.
El acto más sagrado
Según la Toráh, las nupcias son el acto más sagrado creado por Dios que pueden hacer dos personas en su vida. Haré una síntesis de la tradición:
El inicio formal de la boda comienza con una reunión de las familias, donde se firma un acuerdo que sienta las bases de la dote, la fecha de los esponsales, etcétera. A partir de ese momento ella se considera la novia y él, el novio.
Cercana la fecha de la boda, se firma ante un rabino el contrato matrimonial, escrito en arameo, llamado Ketuvá, donde el futuro esposo acepta sus obligaciones y el sacerdote revisa cuidadosamente el documento.
El sábado anterior a su boda el contrayente lee en la sinagoga el Libro Sagrado y los presentes le arrojan dulces como deseo que su enlace sea agradable, ese acto se llama Oifruf. Un día antes de la boda, la novia realiza un ritual llamado Mikvé, que consiste en tomar un baño en una sinagoga, en presencia de familiares femeninas y amigas. Es un momento emotivo donde la futura desposada se siente preparada y limpia de cuerpo y espíritu para su nueva vida.
Simbolismos
Cubrir el rostro de la desposada con el velo por el pretendiente es una tradición, simboliza para ella, pasar de novia a esposa y para él que su interés no es la belleza física sino las cualidades internas y espirituales de su pareja.
El lugar donde se realiza la boda es en un cuadrado pequeño cuyo techo es de tela, denominado Jupá. Cuando los contrayentes están debajo, la ceremonia da inicio. La Jupá representa el nuevo hogar de la pareja, la mujer se sitúa a la derecha del consorte.
El rabino da la bendición con palabras sacro santas y los novios toman vino que simboliza el compromiso de compartir sus vidas.
Inmediatamente viene el rito de los anillos donde se formalizan los esponsales, el contrayente al ponerle la sortija dice: “por medio de este anillo tú estás consagrada a mí de acuerdo a la Ley de Moisés e Israel”. La circunferencia de la argolla simboliza la perpetuidad de la unión.
A continuación, el rabino lee el contrato matrimonial, el cual entrega a la nueva esposa. Por último rompen una copa, lo cual significa que al fragmentarse han entrado a una situación irreversible. Desde ese momento son marido y mujer.
Después del matrimonio, las mujeres cubren su cabello y será visible solo para el marido y familia.
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