“Cacao” Valdez
RAFAEL JOSÉ RAMOS VÁZQUEZ
La victoria tiene muchos padres; la derrota, generalmente, es huérfana.
Y los Leones lograron una gran victoria: son monarcas por cuarta vez. Lo hicieron con un sufrimiento enorme de parte de los aficionado, tanto que nos preguntamos: ¿no se puede ganar sin tanta angustia?
Pero la angustia le da más sabor al triunfo y al final se disfruta más y mejor.
Después de pasar toda la euforia del éxito, es necesario un análisis sereno de la coronación. Cuando se gana la victoria cubre todos los errores cometidos, que los hubieron, fueron tácticos atribuibles al mánager. Dejemos eso a los conocedores.
Este momento es para ver lo positivo y, este campeonato lo merecen en especial:
1.La directiva. Durante todo el torneo señaló: “Si no se gana el campeonato será un fracaso toda la temporada”, y redobló esfuerzos para armar un equipo que pudiera conseguir la corona, haciendo cambios, contrataciones y movimientos para tener un conjunto balanceado. Los dueños son merecedores de un reconocimiento sincero y del trofeo obtenido.
2.La afición. Yucatán tiene a la afición más conocedora y exigente, pero a cambio apoya irrestrictamente a su equipo en las buenas y en las malas. Es respetuosa, educada, sin gritos altisonantes como realizan pseudoaficionados en otros deportes. Entregada de una forma como nunca había visto, unos fanáticos comprometidos que sufren y gozan. Es impresionante verlos gritar arengando a su equipo, son cada uno el jugador número 10. Por ellos el Kukulcán tiene corazón, late y emociona. El grito “leones, leones” o “Yucatán, Yucatán”, es algo que sale del alma del aficionado, motivando al equipo y paralizando al contrario. Sus “toallitas” aturdían y sus olas ahogaban al oponente. Sí, la familia melenuda es la mejor afición de toda la República. Podemos decir que desde las gradas con sus gritos se dieron muchos hits que condujeron a la victoria.
Esperemos que los melenudos consigan muchos cetros más, directiva y afición los merecen.
Que me disculpen las autoridades y el “Pepón”, pero el Jugador Más Valioso no estuvo en el campo de juego ni en la cueva, estuvo en las gradas: el aficionado. Hoy los Leones no sólo son reyes de la selva, son también reyes de la Liga Mexicana de Béisbol. Enhorabuena.— Mérida, Yucatán, julio de 2018