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Un libro con 90 años de rica historia taurina

Punto de vista… toros

Rafael J. Ramos Vázquez (*)

Alguien sentenció: “Los libros son los únicos amigos que nunca cambian de opinión”. No queda duda.

Sentado cómodamente en mi estudio, a mi lado, una copa de vino tino mexicano, mezcla perfecta de uvas cabernet y tempranillo. De excelente sabor, jugoso, fresco, aterciopelado, quedando largo tiempo la sensación en el paladar. Su tinte, a contra luz, de color rojo granate intenso, tonalidad parecida a la muleta de un torero y con aroma a madera semejante al olor de la arena del redondel.

Todo eso percibo al sostener en mis manos un libro que atrapa 90 años de historia, de arte, de triunfos y tragedias, como la mismísima esencia de la fiesta brava. Un compendio realizado por dos verdaderos apasionados a la tauromaquia y que condensa, en 222 páginas, la vida del coso de Reforma, la Plaza de Toros Mérida, capital taurina de nuestro Estado. Al disfrutar su contenido, no puede uno menos que evocar grandes momentos acontecidos en nueve décadas en el inmueble.

Para los amantes del espectáculo taurómaco es recordar, volver a vivir hazañas, hechos que acaecieron y se encuentran en el subconsciente, olvidados. El texto se asemeja a una nave que nos hace viajar al pasado como si el tiempo se hubiera detenido. Es mirar a través de sus páginas acontecimientos notables que nos produjeron alegría o tristeza. Atrapa la atención del lector a través de nítidas imágenes de los gestas de casi un siglo.

El volumen, titulado “Legado de la Fiesta en Yucatán”, es un regalo que hacen a los aficionados dos fieles devotos al arte de Cúchares: el periodista Gaspar Ignacio Silveira Malaver y el fotógrafo Vicente Eduardo Puerto López, quienes pusieron su mejor esfuerzo y, después de un trabajo meticuloso que duró varios meses, donde hicieron acopio de datos, fotos, carteles y más, plasmaron en cada hoja un pedazo de historia del toreo en Yucatán.

El compendio se divide en 15 capítulos, cada uno al principio con una sinopsis de la sección, comentada en forma clara, amena y a continuación fotografías relacionadas con el apartado. Las fotos, de excelente resolución, tienen una descripción sencilla y precisa. Un hecho significativo es que en todos los festejos ha estado Dios, aficionado al arte. A eso se debe que nunca ha perdido la vida un espada en el ruedo, por asta de toro. Y la muerte ¿ha rondado el coso? Sí. Paradójicamente, las defunciones han estado en los pasillos de las gradas, cuando un hecho político, tristemente célebre, vistió de negro muchos hogares. Una tragedia. Hasta eso está documentada.

La primera edición, de dos mil ejemplares, tuvo el respaldo del equipo profesional de Grupo Megamedia, a través del Diario de Yucatán y su maravilloso Archivo, de Uniprint y de Líber.

Al mirar la primera hoja leo la sencilla y cordial dedicatoria. Comparto la pasión de esa hermosa fiesta, a través de una sincera amistad con los autores.

El libro debe estar presente en la biblioteca de todo amante de la fiesta brava, incluso para los que no lo son, y sin dudarlo, será un referente a futuro ya que contiene datos fidedignos de la historia taurina yucateca. A nombre de la afición taurófila, que estará de acuerdo conmigo, agradecemos a los autores su aportación de tiempo, conocimiento y esfuerzos para la confección del texto. Solo los movió la pasión que sienten por la más bella de las fiestas, similar a lo que se experimenta cuando se pega un natural templado, lento, y el pitón roza suavemente el terno del matador. ¡Enhorabuena Gaspar y Eduardo y demás colaboradores! Al concluir la lectura, y cerrar el libro, degusté un sorbo del vino y exclamé: !Olé! Mérida, marzo de 2021

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