Un partido con dos hazañas
Cody Bellinger bateó el “ciclo” en su temporada de novato en MLB
Un partido con dos hazañas
Mi punto de vista: béisbol
Rafael J. Ramos Vázquez (*)
Para los amantes del béisbol, disfrutar un buen partido es satisfactorio, sin embargo, detrás de ese espectáculo hay una institución perfectamente bien estructurada.
Todas las franquicias tienen una cantera de prospectos a los cuales se les prepara en los diferentes niveles, para subirlos en su momento a la Gran Carpa. Una de ellas es la organización de los Dodgers de Los Ángeles, muy antigua, de cuyas bases han salido un sin número de peloteros.
Comentaré la hazaña poco conocida realizada por un novel jugador en aquel entonces, Cody Bellinger. Corría el mes de julio de 2017, celebrándose en el Marlines Park, el juego entre los Dodgers contra el equipo de casa, los Marlines.
En la alineación de los angelina se encontraba cubriendo la primera base, en sustitución de Adrian Gonzalez, un novato de escasos 22 años, quien por sus cualidades, había sido ascendido al equipo grande.
Su salario apenas rebasaba los quinientos mil dólares contra los 22 millones que ganaba el “Titán” por temporada. En esa tesitura el jugador era una ganga, salarialmente hablando, considerando que bateó 21 jonrones en apenas 51 partidos, siendo el recluta que más rápido alcanza esa cifra de bambinazos en menos partidos en la historia de las Grandes Ligas.
Relato los hechos: ese día Cody bateó lo que en el béisbol se llama el “ciclo” (sencillo, doble, triple y jonrón) en los primeros cuatro turnos que pasó a la caja de bateo. La proeza está en que fue el primer novato en toda la historia de la franquicia dodger en realizarlo, tomando en cuenta que solamente ocho jugadores de esa organización lo han hecho previamente, en los más de 125 años de existencia del equipo, pero de los ocho ninguno lo hizo en su primera temporada.
Bellinger escribe su nombre en el libro de récords, como el primer y único novato en hacerlo.
En el mismo juego, Alex Wood, lanzador visitante, compañero de Cody, ganó el partido y puso su récord inmaculado en 11 victorias sin derrotas, epopeya que ningún pítcher en la historia de la famosa franquicia había logrado (ni en Brooklyn ni en Los Ángeles).
Ese día los aficionados vimos dos hechos históricos, en un mismo partido.
Hoy, Cody es una realidad repartiendo batazos por todos los jardines de los estadios. Esperemos que siga por ese camino, los récords vendrán solos. El béisbol tiene cosas curiosas e increíbles, eso lo hace fantástico. Que sigan las hazañas para disfrute de los aficionados.— Mérida, agosto de 2019