Un rey que abre paso a la modernidad
Crandon park
Adiós al Crandon Park
El Crandon Park. A la entrada del parque, en donde se aglomeran los aficionados para ingresar al complejo, imperceptible para todos, la policía del Condado de Miami colocó dados de concreto debidamente camuflados, adornados. En prevención de algún acto terrorista.
El domingo 1 de abril, por última vez se escuchó del árbitro central la frase con la cual empiezan los partidos: “!Listos, juego!”.
Y, como si el Crandon Park tuviera alma y supiera que ya no volverán a visitarlo después de 30 años ininterrumpidos, en su último torneo se protagonizaron hechos para comentar. Podríamos decir que el viejo parque no quería ser abandonado y soltó su embrujo a los astros tenísticos, eclipsándolos, eliminándolos en las primeras rondas. Tomando venganza en su último evento.
Tal vez quería que las grandes figuras se fueran juntamente con él y dieran paso a nuevas generaciones. Quería, sí, que como él, las viejas estrellas cerraran su ciclo.
En su primer juego, Roger Federer, Novak Djokovic y Serena Williams fueron eliminados. Los ganadores en conjunto de 55 Grand Slams, poseedores de más de 800 semanas en el ranking como Números Uno y con una edad en conjunto superior a 100 años, fueron barridos en su primera confrontación. Algo inédito. En ningún torneo habían sido eliminado en su primera ronda al mismo tiempo. Para la historia.
Federer jugó su primera ronda contra un joven australiano de 22 años, Thanasi Kokkinakis, clasificado en la posición 175. Al sentir de todos era un juego sencillo para el suizo. Conforme avanzaba el encuentro la sorpresa de los aficionados iba aumentando, hasta que se convirtió en incredulidad. Nadie podía asimilar lo que pasó, tal vez ni el propio Roger. Que un número uno sea eliminado por un ranqueado de ese nivel, era algo que sólo había sucedido una vez en toda la historia desde que se juega con esa clasificación.
En su primer encuentro, Djokovic jugó contra el francés Paire. Se vio mal, cansado, delgado más de lo normal, con tiros erráticos, desencanchado, sin fuerza. A “Nole” nunca le habíamos visto en esas condiciones. ¿Enfermo? ¿Adaptándose a una nueva condición y estrategia? ,¿Recuperándose de su operación en el codo? No se puede opinar. El tiempo lo dirá. Pero el serbio no puede seguir jugando a ese nivel. Si lo hace, será eliminado invariablemente en las primeras rondas.
Serena, regresando de su maternidad, asistió como invitada por los organizadores del evento, en reconocimiento a su brillante trayectoria. En su turno, se le vio lenta, desconcertada, imprecisa, sin movilidad y, sin la potencia de sus tiros demoledores desde la línea de base, sin embargo perdió ante Naomi Osaka, la campeona de Indian Wells. Una joven estrella que tiene su residencia en Boca Ratón, nacida en Japón, de ojos rasgados y de piel morena, con 20 años. Cuando ella nació Serena ya era tenista profesional.
Las curiosidades.- Un evento raro, al menos no antes visto, es el hecho que la tenista checa Karolina Pliskova posee sendos tatuajes en la pierna y brazo izquierdos, visibles a distancia. Por el bien del tenis, esperamos que este ejemplo no cunda, pues este deporte ha mantenido su elegancia, pulcritud, seriedad y categoría. Esas situaciones no aportan nada al deporte ni a la tenista. Otro hecho curioso es que todas las jugadoras que vi, con excepción de una, tienen entrenadores varones, contrario a lo que se pudiese pensar. Hay que pedir a las tenistas que haya más igualdad de género con los entrenadores.
Dos finales nunca vistas.- El sábado 31 de marzo se celebró la final femenina entre la americana Sloane Stephens y la letona Jelena Ostapenko. La primera, para llegar a la final derrotó a la española Garbiñe Muguruza, a la alemana Angelique Kerber y a la bielorrusa Victoria Azarenka, y la segunda, venció a la checa Petra Kvitova, a la ucraniana Elina Svitolina y a la americana Danielle Collins. Fue un encuentro muy parejo. El primer set se decidió por muerte súbita, pero Jelena no pudo con la presión y tuvo un terrible segundo set, donde sólo pudo conservar una vez su servicio. El marcador final: 7-6 y 6-1. Merecida victoria para Sloane.
El domingo 1 de abril se realizó la final masculina entre John Isner y Alexander Zverev, un duelo de poder a poder. Se habían enfrentado en tres ocasiones previamente con tres victorias para el alemán, todo apuntaba que sería el cuarto triunfo de Alexander. El estadounidense es un jugador con un saque descomunal, que alcanza hasta las 139 millas por hora. El reto del teutón era controlar y poner en juego ese potente saque, situación que no pudo hacer Cilic ni Del Potro en rondas anteriores. Pero John, una torre de 2 metros con 8 centímetros, vino en su día y sus primeros servicios le funcionaron a la perfección. El primer set ambos conservaron su saque y se decidió por muerte súbita a favor del alemán, pero los mortíferos cañonazos a más de 220 kilómetros por hora hicieron su trabajo en los siguientes dos sets, con la victoria para Isner 6-7, 6-4 y 6-4. Primer Master 1000 que gana John a sus 32 años.
El vetusto Crandon Park dijo adiós. El estadio Hard Rock dice bienvenidos. Si estuviéramos en la antigua Francia, los aficionados al tenis al concluir la final hubieran gritado: ¡El rey ha muerto! ¡Viva el rey!.
Por Rafael José Ramos Vázquez
Abogado y empresario
Fuente: Artículo publicado en la edición impresa y digital del Diario de Yucatán el 08 de mayo de 2018