Una derrota que servirá de mucho aprendizaje
Envuelto en publicidad y circo, donde los norteamericanos son especialistas, el sábado 7 de mayo la arena T-Mobile de la ciudad del pecado fue escenario de la pelea entre el nativo de Kirguistán, Dmitry Yuryevich Bivol, campeón semipesado por la Asociación Mundial de Boxeo y el jalisciense Saúl “El Canelo” Álvarez.
Un sinnúmero de aficionados mexicanos con ese motivo fueron a las Vegas e inundaron el foro esperando ver al paisano ceñirse una faja más. Pero Bivol tenía otros planes y en forma clara, dominante, impuso su estilo durante la batalla y de manera nítida e inobjetable obtuvo un merecido triunfo.
El kirguís, por lo que dejó ver, es un púgil rápido, con un magnifico juego de piernas, manos veloces y una buena defensa, en otras palabras un contendiente bastante completo. En cuanto al “Canelo”, mostró sus deficiencias, es un fajador no un boxeador, no sabe caminar hacia atrás ni tiene una buena defensa, el jab de Dmitry le entraba como cuchillo caliente en mantequilla, al final su rostro reflejó el castigo recibido.
El tapatío es producto de marketing. Medianamente bueno, lo inflan y hacen un héroe, saben que la afición necesita deidades para venerar ante la falta de verdaderos ídolos como Rubén Olivares, Julio César Chávez o Miguel Canto entre otros, que se hicieron a base de enfrentarse a conocidos personajes de fistiana, en fragorosas peleas que aún pasado el tiempo todavía se recuerdan.
El camino del “Canelo” ha sido diferente, le ponen adversarios a la medida entre kazajos, rusos, turcos, que generalmente son desconocidos, como Yildirim, Trout, Plant, Smith, etc. Ahora, que se enfrentó a un peleador más completo con apenas 19 contiendas en sus alforjas, perdió. A mi criterio del séptimo asalto en adelante nuestro coterráneo ya estaba totalmente vencido.
Viendo la pelea con ojos de mexicano piadoso, Álvarez ganó cuatro rounds nada más, pero los jueces fueron benévolos y la valoración en sus tarjetas fue un unánime: 115-113, para ellos la diferencia fueron únicamente dos puntos, algo totalmente irreal. Sólo porque la victoria fue muy clara, no les quedó más remedio a los solones que unificar sus calificaciones para que sea “apretada” la derrota, y se piense en una revancha.
A mi criterio la puntuación correcta era 117-111 a favor del ruso. Pero, siendo Las Vegas la meca de las apuestas, y estando “Canelo” claramente favorable en ellas, no hubiera sido extraño que, con un empujón, tal vez se hubiera decretado un empate. No hay que olvidar que “Canelo” es un producto que se vende bien, no conviene devaluarlo.
Perdió Saúl pero el boxeo recuperó credibilidad. Sería ético, ahora que están de moda los cambios, que la puntuación de los jueces se haga pública después de terminado el asalto, para mayor trasparencia y no hayan sorpresas al final.
En cuanto al tapatío, cuando se enfrente a verdaderas figuras del boxeo, la lona será su compañera. Mérida, Yucatán, mayo de 2022.