Willie Mays, dos atrapadas de ensueño
Primer juego de la Serie Mundial de 1954, entre los Indios de Cleveland y los Gigantes de Nueva York, octava entrada.
Suena el madero con ese crujido tan peculiar y la pelota bateada por Víctor W. Wertz sale proyectada hacia el jardín central. En la pradera, el veloz custodio emprende rápida carrera, el alto elevado parece taparlo a pesar del vertiginoso paso; guiado únicamente por el sonido y su natural instinto, continúa corriendo presuroso por la llanura, cuando considera el momento justo, levanta el guante y por encima del hombro sin verla, captura la pelota. La multitud que se encontraba en el estadio Polo Grounds, en el alto Manhattan, de pie aplaude la atrapada, quizá la más espectacular que se haya realizado en un Clásico de Otoño. Los críticos la denominaron “The Catch”.
El autor de ese apresamiento es un nativo de Alabama, llamado Willie Howard Mays, para el deporte mejor conocido como Willie Mays. Ese hombre de color ganó consecutivamente 12 “Guantes de Oro Rawlings” custodiando el jardín central. Fue un jugador extraordinario que bateaba y lanzaba con la diestra, fino, que los aficionados de la vieja guardia recuerdan todavía con cariño.
Tenía una forma única de atrapar la pelota: sostenía el guante pegado a la cintura con la palma hacia arriba, medía el batazo y hacía que la esférica caiga directamente en la manopla, esa manera de recepción se llamó: atrapada de canasta.
Establece un “récord” salarial al cobrar la “estratosférica” cantidad de 75 mil dólares en la temporada de 1959. Eran épocas de oro, donde se jugaba por pundonor y no por dinero como en la actualidad. Willie fue el primer afroamericano en ser capitán de un equipo de Grandes Ligas.
La segunda captura de antología la realiza en el estadio de Filadelfia, a cañonazo de nuestro paisano Rubén Amaro. En esa ocasión, Mays estaba custodiando el jardín varios metros adelante de su posición natural. Al oír el sonido de la esférica corre velozmente hacia el fondo de la llanura atrapando la pelota de espaldas al plato, pero de frente a la pared. Dada la velocidad a que se desplazaba y la cercanía de la barda, la tuvo que “escalar” para no impactarse contra el muro del jardín central. Esa captura es un monumento a la acrobacia por su belleza y precisión.
Nuestro personaje al retirarse había conectado 660 cuadrangulares y 3,281 imparables. El número 24 que durante más de 20 años usó en el uniforme con los Gigantes, fue retirado. Por su calidad, Roberto Clemente opinó: “Para mí, Willie Mays es el mejor que haya visto jugar”.
Actualmente tiene merecidamente un nicho en el Salón de los Inmortales. Mérida, junio de 2023.
(*.- Abogado y empresario).